El tren pasa primero, de Elena Poniatowska

En los últimos años, la escritora mexicana Elena Poniatowska ha enriquecido al mundo de las letras con varios títulos que permiten apreciar su talento como narradora y entretener a todo aficionado a la lectura que disfrute los textos de su autoría.

El tren pasa primeroUno de esos materiales se titula «El tren pasa primero» y le ha hecho ganar a la novelista nacida en mayo de 1932 el prestigioso Premio Internacional de Novela Rómulo Gallegos por su «densidad temática y estilística, su tensión poética, su lenguaje certero y coloquial y la austeridad descriptiva», tal como reproducen desde «La República».

Ese relato, que en territorio argentino editó el sello Alfaguara, toma de modelo la historia de Demetrio Vallejo, quien fuera líder de una importante huelga sindical que tuvo lugar en 1959 y que provocó que, con el tiempo, comenzaran a desaparecer en México los trenes de pasajeros.

En clave de ficción pero inspirada en ciertos acontecimientos reales, esta novela intenta por medio de descripciones precisas y un lenguaje poético y realista que los lectores comprendan que el tren no sólo es un simple medio de transporte sino que puede ser el símbolo de la vida y la libertad.

Esta obra no se limita a contar las vivencias de Trinidad Pineda Chiñas, un hombre que nació en un pueblo del sur de México, sino que explora las múltiples oportunidades que le dio el ferrocarril a este personaje y convierte a las mujeres en figuras clave de la vida de todo ferrocarrilero.

Si la propuesta les agrada y ya tuvieron oportunidad de juzgar la capacidad narrativa de Poniatowska a través de títulos como «Hasta no verte, Jesús mío», «La noche de Tlatelolco», «Querido Diego, te abraza Quiela», «Nada, nadie. Las voces del temblor» y «Paseo de la reforma», no olviden conseguir un ejemplar de «El tren pasa primero».

Comentarios2

  • Valentina Ortiz Urbina

    Leer a Elenita siempre es un deleite por la frescura de sus temas y su lenguaje. Yo era una adolescente cuando se presentó el problema de Demetrio Vallejo. Es cierto que poco a poco se han ido perdiendo los trenes de pasajeros; y junto con ellos los sueños, los recuerdos, las imágenes fantásticas que todos tenemos y que ahora, como esos viejos trenes de pasajeros, se van borrando en la distancia. ¡Es una fortuna que alguien nos permita retroceder en el tiempo y revivir los sucesos que van quedando olvidados lamentablemente!
    Finalmente... con el silbido del ferrocarril que aún pasa cerca de mi casa, puedo revivir con frecuencia el recuerdo de mi padre, quien siendo niño, iba montado en su caballo a recoger a su hermano en la estación y soñaba en un futuro, que como él, se ha ido.

  • Graciela Dantes

    Me toco conocer una estaciones de trenes cuando yo era muy niña y siempre he tenido un lindo recuerdo, de viajar en ellos, me encantara leer este libro de Elena.

    gracias por el reportaje.



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