Es el momento de hablar nuevamente de los adjetivos, las palabras que acompañan a los sustantivos para determinarlos o calificarlos. Ya sabemos que los adjetivos expresan propiedades atribuidas a los sustantivos y que conciertan con éstos en género y número.
Los adjetivos pueden expresar las cualidades de los sustantivos con mayor o menor intensidad. Estas variaciones se conocen como grados del adjetivo y permiten clasificar a los adjetivos de distintas maneras.
Un adjetivo en grado positivo es aquel que expresa una cualidad sin brindar datos de intensidad. Por ejemplo: «Néstor es rápido».
Un adjetivo en grado comparativo expresa una cualidad que indica una variación o comparación en cuanto a la intensidad que relaciona dos términos entre sí: «Néstor es más rápido que Mario».
Cuando la cualidad de un término es inferior a la del otro, se utiliza el grado comparativo de inferioridad: «Alicia es menos gorda que Dalma».
Si la cualidad de un término es igual a la del otro, se usa el grado comparativo de igualdad: «Alicia es tan gorda como Dalma», «Néstor es tan rápido como Mario».
En los casos en que la cualidad de un término es superior a la del otro, el adjetivo adquiere un grado comparativo de superioridad: «Dalma es más gorda que Alicia».
Los adjetivos comparativos en grado superlativo expresan una cualidad del sustantivo en su grado máximo: «Néstor es rapidísimo».
La cualidad también puede ser expresada en su grado más elevado, lo que se conoce como grado superlativo absoluto: «Néstor es el más rápido de todos».
Otra posibilidad es utilizar el grado superlativo de un adjetivo haciendo referencia a otros nombres, lo que supone un grado superlativo relativo al hacer una comparación: «Néstor es el más rápido del grupo».
Ejemplos de adjetivos comparativos:
«Vicente es mayor que Horacio»
«Mi equipo es el mejor»
«El coche de mi padre es más caro que el tuyo»
«Mi idea es tan buena como la del jefe»