Seis libros sobre la expatriación

Todos los países que han padecido las consecuencias de la guerra o de gobiernos autoritarios, han tenido a muchos de sus escritores expatriados; porque aquellos que abren la boca más de lo que le conviene al sistema vigente son condenados a esta partida forzada, y en muchos casos terriblemente olvidados. Hoy voy a presentarles seis obras escritas por autores expatriados y que posiblemente puedan resultarles interesantes.

Cernuda y Ayala

Luis Cernuda nació en Sevilla el 21 de septiembre de 1902 y es uno de los nombres indispensables de la Generación del 27. Se unió al grupo de los seguidores de Góngora, trabando amistad con Vicente Alexaindre, Federico García Lorca y Rafael Alberti. Durante mucho tiempo estuvo enamorado de Serafín Fernández Ferro, un actor que le había presentado Lorca, sin embargo su amor no fue correspondido. Se cree que esta relación fue la principal inspiradora para que el sevillano compusiera algunas de sus obras maestras «Donde habite el olvido» y «Los placeres prohibidos«.

Entre las cosas más destacables de este autor se encuentra su claridad para entender la vida y las cosas, habiendo vivido su homosexualidad como algo natural, sin tener que esconderse como hicieron otros poetas, pese a que aquello le trajo muchas consecuencias, como el hecho de ser considerado un rebelde en su patria, la que todavía estaba muy lejos de la comprensión de ciertos principios como la tolerancia. El propio Cernuda expresó de España en su obra «Desolación de la Quimera» que era un país donde todo nacía, vivía y moría muerto.

Una de las obras de Cernuda más recomendable es «Las nubes«. Una obra que comenzó a cobrar cuerpo a partir de viejas elegías españolas y en ella pueden encontrarse extraordinarios versos de este poeta. En este libro aparece por primera vez el poema «A un poeta muerto (F.G.L)» poema que publicó al conocer la muerte de Lorca y con la que honró la labor poética y el alma pura del poeta granadino. A su vez, se encuentra una constante lucha entre lo mitológico y religioso y la muerte y el desastre; y es posiblemente una de las obras indispensables surgidas como consecuencia de la Guerra Civil Española.

Francisco Ayala es otro de los nombres necesarios, y sin duda su obra «La cabeza del cordero» es la más adecuada para presentar o referenciar a este autor. Ayala nació en Granada el 16 de marzo de 1906 y consiguió una cierta popularidad gracias a sus relatos y novelas. Se lo considera un escritor vanguardista de quien pueden destacarse las novelas «El boxeador y un ángel» y «Cazador en el alba«.

Como Cernuda, durante la Guerra Civil Ayala fue expatriado y se refugió en Argentina, donde comenzó una nueva etapa, en la que cultivo más el género del relato. Para él, a diferencia de muchos de sus compañeros, el exilio no implicó un problema, lo vio como la oportunidad para recrear su obra y cambiar de vida. Ayala estaba convencido de que había que escribir para otra España, pero que para conseguir un cambio era necesario hablar sobre el pasado, comprender la historia. Sus obras ofrecen una mirada llena de lucidez para referirse a estas cuestiones y sin lugar a dudas «La cabeza del cordero» es una de las más adecuadas para conseguir comprender sus pensamientos y su estilo literario.

Zambrano y Alberti

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María Zambrano fue otra de las escritoras expatriadas, nacida en Velez-Málaga el 22 de abril de 1904. Seguramente una de las obras más destacadas de toda su trayectoria es «Delirio y destino«, el cual fue escrito a comienzos de los años ´50. La autora viajó a Cuba donde inició una etapa en la que cultivo amplios ensayos estéticos y políticos, sin embargo no dejó de escribir ficción, y esta novela es la prueba de ello. Una historia posiblemente autobiográfica que permite analizar a fondo el panorama de la España republicana.

En la misma línea podemos hablar de Rafael Alberti quien vivió exiliado en París. Se sabe que sus años de destierro fueron dolorosísimos para él, que añoraba su tierra y el pasado de una forma absoluta. Alberti nació el 16 de diciembre de 1902 en Cadiz y es recordado como una figura indiscutible de su generación.

De Alberti puede recomendarse «Retornos de lo vivo lejano«, una obra ideal para los amantes de la lírica que se te mete en el pecho y te estruja, esa que no sabe de modales y consigue apoderarse de todos tus sentidos y llevarte por senderos que no imaginás. La nostalgia de su tierra, la melancolía de un pasado que no volverá y la tristeza por sentir el desprecio de los mismos que en algún momento dijeron amarle, son los elementos fundamentales que empapan estas páginas. Seguramente es de las obras maestras de Alberti y de las lecturas más recomendables de la generación del 27.

Gil-Albert y Max Aub

Otros dos personajes quizás menos nombrados pero no por eso menos valiosos son Gil-Albert y Max Aub; más políticos que autores, pero importantes también para su tiempo.

Juan Gil-Albert Simón nació el 1 de abril de 1904 se acercó a la política a través de su amistad con Aub y a la poesía de la mano de Juan Ramón Jimenez, García Lorca y Manuel Altolaguirre, entre otros. En 1939 debe marcharse de España, dadas sus ideas vanguardistas y se exilia en México, primero y posteriormente en Argentina.

Lo más destacable de toda su obra es su insobornable autenticidad, y su prosa versátil pero fiel a quien él era a cada momento. La obra que recomendaré se llama «Memorabilia«, que incluye una cantidad de prosas escritas con sumo entusiasmo y fervor, cierta densidad y una mirada absolutamente profunda sobre la realidad.

En lo que respecta a Max Aub, nació en París el 2 de junio de 1903 y es considerado uno de los escritores más comprometidos con la literatura de su época. Vivió desde muy pequeño en España y durante la Guerra Civil al ser expatriado se refugió en México, donde continuó su labor como intelectual. Convencido de sus ideas no supo separar política de literatura y sus obras son una mezcla poderosa entre ambas.

De su obra recomendaré «La gallina ciega», la segunda parte de los fragmentos de sus diarios escritos durante el exilio. Esta obra se caracteriza porque al comienzo hay una maldición al dictador Franco y al final una carta al ministro pidiendo su permiso para publicar dicha obra. En dicha carta asegura que se encuentra enojado porque ya todos se habían olvidado de lo sucedido durante el Franquismo y, sobre todo porque incluso recordaban a todos los que habían debido exiliarse por causas políticas. Una obra que no debe faltar en nuestra biblioteca.

Con estas seis lecturas creo que tenemos para un tiempito, creo que en estos tiempos difíciles la mejor forma para enfrentar la realidad con optimismo es leer mucho, para comprender que detrás de todo tiempo escabroso aguarda un precioso mañana.

Comentarios1

  • Elsy Alpire Vaca

    Interesante artículo, muchísimas gracias.



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