Sobre el concepto de obra literaria

Sobre el concepto de obra literaria

Siempre consideré como obra literaria a aquellos libros que se caracterizaban por presentar un lenguaje que persiguiera la belleza; pero lo cierto es que esa es una manera muy reduccionista de entender la escritura y el mundo de las letras en general.

Recientemente, para un trabajo de definiciones, tuve que describir el significado de este concepto y he descubierto cosas sumamente interesantes que deseo compartir en este artículo.

Existen muchas opiniones encontradas en torno a las condiciones que debe reunir una obra para entrar dentro de la categoría de literaria. Las mismas se encuentran divididas en dos grandes grupos: uno, formado por aquellas personas que consideran que únicamente deberían entrar en esta categoría las obras que cumplan con ciertos requisitos lingüísticos y estéticos; el segundo grupo opina que el concepto debería ampliarse a aquellas obras de géneros difusos que responden a lo que tradicionalmente se conoce como «literario».

Empecemos desde el principio

Según la etimología del concepto: obra es todo aquello que fabrica el ser humano (intelectual o materialmente) mientras que literario se encuentra relacionado con todo aquello referente a la literatura (el conjunto de saberes que permiten leer y escribir). ¿Podríamos decir entonces que toda obra que exprese una idea a través de la escritura debería considerarse literaria? Para responder a esta pregunta indaguemos más a fondo sobre lo que ha significado la literatura desde sus orígenes.

Obras que no se consideran literarias

La escritura fue una de las primeras obras de arte que realizó la humanidad (después de la pintura, claro).

En las sociedades antiguas la literatura ocupaba un papel fundamental; no sólo como un elemento artístico sino también porque permitía contar la propia vida, narrar hechos que habían sucedido con anterioridad, explicar por qué las sociedades eran como eran y por qué no eran otra cosa. Gracias a la literatura las anécdotas pertenecientes a la tradición de los diversos pueblos se transmitían para ensalzar y mantener vivo el imaginario colectivo de la comunidad.

Y este tipo de imaginario no se hallaba compuesto únicamente por historias concebidas con el objetivo de entretener al pueblo; sino también por contenido intelectual desarrollado para enseñar y platicar en torno a una determinada materia o disciplina.

Sobre el concepto de obra literaria

Basándose en este amplio bagaje incluido dentro de lo literario en la antigüedad, muchos intelectuales incluyen dentro de la etiqueta de obra literaria tanto los ensayos como las crónicas periodísticas; ya que una obra literaria sería cualquier creación concebida con el deseo de expresar una idea o sentimientos a través de una determinada retórica.

Pero, para evitar confusiones posteriormente se establecieron nuevas categorías que permitieron clasificar mejor la literatura: obras literarias de ficción y de no ficción. En la primera clasificación podríamos incluir la narrativa y la poética (aunque no toda) y en la segunda los textos informativos y la narrativa que no tenga por objetiva contarnos una historia. Por tanto, la crónica periodística y el ensayo serían dos tipos de obras literarias que podrían clasificarse como «de no ficción».

Por otro lado, de acuerdo a su forma o su temática, la obra literaria puede clasificarse en diversos géneros: la narrativa (es la gran categoría que incluye a numerosos subgéneros, todos relacionados con la escritura en prosa), la lírica (es otra categoría en la que se encuentran incluidas todas las obras escritas en verso), la didáctica (aquellas obras que buscan instruir al lector u oyente), y como éstas existen otros géneros. Si quieres conocerlos todos no dejes de visitar nuestro apartado de Taller Literario.

Sobre el concepto de obra literaria

La comunicación literaria

Ahora bien, pasemos a la comunicación en la obra literaria. En toda obra literaria confluyen dos tipos de elementos comunicativos los relativos al mundo real y los referentes al imaginario. Y, a la hora de amalgamarlos, el autor debe utilizar un lenguaje apropiado al género en el que está trabajando. De este modo se consiguen obras homogéneas y coherentes.

Es importante señalar que aún en aquellos textos que persiguen un lenguaje coloquial, podemos encontrar detalles propios de una obra de arte. Y es que la literatura, como todo espacio artístico, tiene un objetivo estético que se manifiesta directa o indirectamente. Esto significa que los textos buscan causar una determinada sensación en el lector, o buscan expresar una determinada idea de una forma particular y precisa; esto diferencia un texto no literario de uno que se vale de la comunicación literaria para acercarse al lector.

Sobre el concepto de obra literaria

En una obra de ficción el autor se vale de la comunicación literaria para presentar un universo ficticio al que llevará a los lectores. Si bien este universo puede ser idéntico al empírico, las reglas las pone siempre el autor; por lo tanto siempre puede ser ficticio (aunque se trate de algo absolutamente real). Es confuso, lo sé. La diferencia es nimia, pero la hay: significa que el escritor marca las pautas y en base a su manera de construir ese mundo, ciertas cosas serán posibles y otras, no.

En una obra de no ficción también será el autor el que determine de qué forma van a interactuar ambos mundos; en este caso el imaginario podríamos definirlo como el mundo abstracto de las ideas que se van a presentar en el trabajo.

En ambos casos el tipo de comunicación escogida es fundamental: para poder acercarse a los lectores del modo adecuado. Y también en ambas situaciones la retórica utilizada dependerá del público al que el autor se dirija y de la disciplina en la que se encuentra encuadrada su obra.

Sobre el concepto de obra literaria



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