Machado, por siempre Machado

Antonio MachadoEspaña siempre ha sido un semillero de excelentes poetas. Y qué decir de sus prosistas y novelistas, qué decir… Como muestra, traigo en esta página el nombre del ilustrísimo Miguel de Cervantes, autor de una auténtica revelación de la narrativa de todos los tiempos, Don Quijote.

La poesía española ha marcado profundamente a muchas generaciones. Veamos algunos nombres de los vates que hicieron de los sonetos una forma artística por demás agraciada y de altos recursos estilísticos: Garcilaso de la Vega, Lope de Vega, Francisco de Quevedo.

La lírica halló oro y presencia en las figuras de Juan Ramón Jiménez y Antonio Machado.

Se tiene un recuerdo del inmortal Antonio Machado.

En él habitan esa poesía que respira un poco de nostalgia y la meditación, siempre comedida, sobre el acontecer variado de los días.

Si en Federico García Lorca se hallan las luces y la sonoridad en sus más elevadas expresiones, y en Dámaso Alonso, autor de aquella gigantesca obra Hijos de la ira se despliega una fuerza, libre de yugos, que interroga casi airadamente a Dios, en Antonio Machado, el sevillano, el lector se encuentra cara a cara con aquellos versos en su estado de máxima iluminación. Alguna ternura que gotea delicadamente siendo la tarde oscura y lluviosa, da un toque casi mágico a algunos de sus poemas.

El maestro Hugo Rodríguez-Alcalá era un consumado admirador de Antonio Machado.

La firmeza de su métrica, ese decir poético alto, pleno de revelaciones que instalan en la mente y en el ánimo de quienes lo leen, una suerte de conciencia en torno a la vida y la sucesión de los días, son dos elementos gravitantes dentro de su obra.

Con seguridad, el doctorado en Filosofía que cursó en Madrid le ha servido para adentrarse en algunos planteamientos que se presentan escondidos a las mentes comunes.

Era, desde luego, no solo un hombre de mucha lectura («Mis aficiones son pasear y leer»), sino también de formación académica de las buenas, tal vez excelentes, ya que en 1907 obtuvo cátedra en Lengua Francesa. Esa estructura de conocimiento y de formación habría de serle de mucha utilidad a la hora de leer y de ir tomando las mejores uvas del racimo de la expresión artística pues sí que supo este poeta recrear los modelos ideales de la poesía, aquellos que permanecen inamovibles pese al transcurso del tiempo y no son objeto de desatención aun cuando otras expresiones, otras corrientes van avanzando dentro del gran mapa de la poesía escrita en castellano.

Inquietudes patrióticas y rasgos modernistas se reconocen, indudablemente, en su obra.

Si por belleza ha de entenderse el escribir derecho y claro, dejando trascendencia, de esta manera, en el tiempo, Antonio Machado supo embellecer la palabra, a la que llevó a niveles ordenados. Por eso, sin lugar a dudas, puede decirse que es él un clásico por excelencia.

En algunas líneas, el aire místico envuelve su mensaje. Son muy leídos, por tal razón, sus proverbios y sus cantares.

Por demás conocida es su obra que luce y reluce con estos dos preciosos versos: Caminante no hay camino / se hace camino al andar.

HE ANDADO MUCHOS CAMINOS

He andado muchos caminos,
he abierto muchas veredas,
he navegado en cien mares
y atracado en cien riberas.
En todas partes he visto
caravanas de tristeza,
soberbios y melancólicos
borrachos de sombra negra,
y pedantones al paño
que miran, callan y piensan
que saben, porque no beben
el vino de las tabernas.
Mala gente que camina
y va apestando la tierra…
Y en todas partes he visto
gentes que danzan o juegan
cuando pueden, y laboran
sus cuatro palmos de tierra.
Nunca, si llegan a un sitio,
preguntan adónde llegan.
Cuando caminan, cabalgan
a lomos de mula vieja,
y no conocen la prisa
ni aun en los días de fiesta.
Donde hay vino, beben vino;
donde no hay vino, agua fresca
Son buenas gentes que viven,
laboran, pasan y sueñan,
y en un día como tantos
descansan bajo la tierra.

Antonio Machado

Comentarios1

  • Raoul Shade

    El semillero de grandes poetas data del siglo XVI: Fray Luis de León y San Juan de la Cruz, aún más que Quevedo, Garcilaso de la Vega y Góngora. Fray Luis de León, quien Borges considera el más grande poeta en lengua castellana, y San Juan de la Cruz, quien Jorge Guillén considera el más grande poeta místico de Europa, son las dos puntas de lanza de la poesía española. Lamentablemente quedaron en el olvido
    .
    Fue Quevedo quien se atrevió a publicar la poesía de Fray Luis, de lo contrario hubiera desaparecido. La Inquisición lo tuvo encarcelado casi cinco años por hebraísta y también por ser hijos de judíos conversos muertos en la hoguera. San Juan de la Cruz tuvo preso casi un año por la Inquisición de Toledo. También por sus origines judíos, y fue Santa Teresa de Jesús quien lo ayudó a escapar. Su poesía es hermética y demasiado mística para los comunes mortales, pero como dijo Borges: “La raíz del lenguaje es irracional y de carácter mágico …. la poesía quiere volver a esa antigua magia.”
    Y Fray Luis nos advirtió: “ Lo que tenéis en tanto / la vanidad del mundanal ruido / cual áspide al encanto / del mágico temido / podréis tapar el contumaz oído.” Estos dos genio españoles, además de ser los más grandes innovadores, nunca fueron grandilocuentes ni retóricos como ciertos “laureados” del siglo XX (Neruda, entre ellos)

    • Delfina Acosta

      Gracias por tu comentario Raoul. A mí me encanta, y cuánto, Pablo Neruda, el de "Veinte poemas de amor y una canción desesperada".
      Cariños.



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