Poemas de Lope de Vega
- A CRISTO EN LA CRUZ
- A DON LUIS DE GÓNGORA
- A LA MUERTE DE CARLOS FÉLIX
- A LA MUERTE DE CRISTO NUESTRO SEÑOR
- A LA NOCHE
-
- A LA NUEVA LENGUA
- A LA SANTÍSIMA MADALENA
- A LA SEPULTURA DE TEODORA DE URBINA
- A LUPERCIO LEONARDO
- A mis soledades voy
- A UN PEINE QUE NO SABÍA EL POETA
- A UNA CALAVERA
- A UNA ROSA
- AL CONTADOR GASPAR DE BARRIONUEVO
- Al pie de un roble escarchado
- AL PONERLE EN LA CRUZ
- Al son de los arroyuelos
- AL TRIUNFO DE JUDIT
- Amada pastora mía
- Amor con tan honesto pensamiento
- Anticipó la púrpura olorosa
- Apartaste, ingrata Filis
- Ay, amargas soledades
- Belleza singular
- Canta Amarilis
- Canta pájaro amante
- Cayó la torre
- Céfiro blando que mis quejas tristes
- CELSO AL PEINE DE CLAVELIA
- Con nuevos lazos
- Contemplando estaba Filis
- Corría un manso arroyuelo
- CORTANDO LA PLUMA HABLAN LOS DOS
- Cuán bienaventurado
- Cuando las secas encinas
- Cuando me paro a contemplar
- Cuántas veces, Señor, me habéis llamado
- Daba sustento a un pajarillo
- DE ANDRÓMEDA
- DE EUROPA Y JÚPITER
- De hoy más las crespas sienes de olorosa
- DE JASÓN
- De pechos sobre una torre
- De qué me avisas
- De una recia calentura
- De una Virgen hermosa
- DEDICATORIA DE LA LIRA
- Desde que viene la rosada Aurora
- Deseando estar dentro de vos propia
- Desmayarse, atreverse, estar furioso
- Después que acabó Belardo
- Después que rompiste, ingrata
- DICE EL MES EN QUE SE ENAMORÓ
- DIOS, CENTRO DEL ALMA
- Dulce Filis, si me esperas
- Dulce Señor, mis vanos pensamientos
- El lastimado Belardo
- El pastor que en el monte
- El tronco de ovas vestido
- En una playa amena
- Ensíllenme el potro rucio
- Entro en mí mismo para verme
- Era la alegre víspera del día
- Es la mujer del hombre lo más bueno
- Esparcido el cabello por la espalda
- Esto de imaginar
- Éstos los sauces son
- FUERZA DE LÁGRIMAS
- Gallardo pasea Zaide
- GUZMÁN EL BRAVO
- Hermosas alamedas
- HIPÉRBOLE A LOS PIES DE SU DAMA
- Hombre mortal
- Hortelano era Belardo
- Ir y quedarse
- La Niña a quien dijo el Ángel
- LAMÉNTASE MANZANARES DE TENER TAN GRAN PUENTE
- Las pajas del pesebre
- Llenos de lágrimas tristes
- LO QUE HICIERA PARIS SI VIERA A JUANA
- Lucinda, yo me siento arder
- Mil años ha que no canto
- Mira, Zaide, que te digo
- Muere la vida, y vivo yo sin vida
- Nace el alba María
- No sabe qué es amor quien no te ama
- NO SE ATREVE A PINTAR SU DAMA
- Oh libertad preciosa
- Pasos de mi primera edad
- Pastor que con tus silbos amorosos
- Pobre barquilla mía
- Por las riberas famosas
- PREGÓNASE EL POETA
- PROPONE LO QUE HA DE CANTAR
- Pululando de culto
- Qué ceguedaz me trujo a tantos daños
- Que otras veces amé negar no puedo
- Qué tengo yo que mi amistad procuras
- Quejosas, Dorotea, están las flores
- Querido manso mío
- Quiero escribir
- Rota barquilla mía
- Sale la estrella de Venus
- SATISFACCIONES DE CELOS
- Sentado en esta peña
- Sentado Endimión
- SENTIMIENTOS DE AUSENCIA
- Serrana celestial de esta montaña
- Serrana hermosa
- Si culpa el concebir
- Silvio a una blanca corderilla suya
- SOLILOQUIO I
- Suelta mi manso
- TEMORES EN EL FAVOR
- TÚRBASE EL POETA DE VERSE FAVORECIDO
- Un soneto me manda hacer Violante
- Versos de amor
- Vierte racimos la gloriosa palma
- Vireno, aquel mi manso regalado
- Vivas memorias
- Ya no quiero más bien
- Ya vengo con el voto y la cadena
- Yo dije siempre
- Yo me muero de amor
- Yo pagaré con lágrimas la risa
- Zagalejo de perlas
Seleccionamos del listado de arriba, estos poemas de Lope de Vega:
Un soneto me manda hacer Violante
Un soneto me manda hacer Violante
que en mi vida me he visto en tanto aprieto;
catorce versos dicen que es soneto;
burla burlando van los tres delante.
Yo pensé que no hallara consonante,
y estoy a la mitad de otro cuarteto;
mas si me veo en el primer terceto,
no hay cosa en los cuartetos que me espante.
Por el primer terceto voy entrando,
y parece que entré con pie derecho,
pues fin con este verso le voy dando.
Ya estoy en el segundo, y aun sospecho
que voy los trece versos acabando;
contad si son catorce, y está hecho.
Desmayarse
Desmayarse, atreverse, estar furioso,
áspero, tierno, liberal, esquivo,
alentado, mortal, difunto, vivo,
leal, traidor, cobarde y animoso;
no hallar fuera del bien centro y reposo,
mostrarse alegre, triste, humilde, altivo,
enojado, valiente, fugitivo,
satisfecho, ofendido, receloso;
huir el rostro al claro desengaño,
beber veneno por licor süave,
olvidar el provecho, amar el daño;
creer que un cielo en un infierno cabe,
dar la vida y el alma a un desengaño;
esto es amor, quien lo probó lo sabe.
Ir y quedarse
Ir y quedarse, y con quedar partirse,
partir sin alma, y ir con alma ajena,
oír la dulce voz de una sirena
y no poder del árbol desasirse;
arder como la vela y consumirse,
haciendo torres sobre tierna arena;
caer de un cielo, y ser demonio en pena,
y de serlo jamás arrepentirse;
hablar entre las mudas soledades,
pedir prestada sobre fe paciencia,
y lo que es temporal llamar eterno;
creer sospechas y negar verdades,
es lo que llaman en el mundo ausencia,
fuego en el alma, y en la vida infierno.
Vierte racimos la gloriosa palma
Vierte racimos la gloriosa palma,
y sin amor se pone estéril luto;
Dafnes se queja en su laurel sin fruto,
Narciso en blancas hojas se desalma.
Está la tierra sin la lluvia en calma,
viles hierbas produce el campo enjuto,
porque nunca el Amor pagó tributo,
gime en su piedra de Anaxarte el alma.
Oro engendra al amor de agua y de arenas,
porque las conchas aman el rocío,
quedan de perlas orientales llenas.
No desprecies, Lucinda hermosa, el mío,
que al trasponer del sol, las azucenas
pierden el lustre, y nuestra edad el brío.
A LA MUERTE DE CRISTO NUESTRO SENOR
La tarde se escurecía
entre la una y las dos,
que viendo que el Sol se muere,
se vistió de luto el sol.
Tinieblas cubren los aires,
las piedras de dos en dos
se rompen unas con otras,
y el pecho del hombre no.
Los ángeles de paz lloran
con tan amargo dolor,
que los cielos y la tierra
conocen que muere Dios.
Cuando está Cristo en la cruz
diciendo al Padre, Señor,
¿por qué me bas desamparado?
¡ay Dios, qué tierna razón!,
¿qué sentiría su Madre,
cuando tal palabra oyó,
viendo que su Hijo dice
que Dios le desamparó?
No lloréis Virgen piadosa,
que aunque se va vuestro Amor,
antes que pasen tres días
volverá a verse con vos.
¿Pero cómo las entrañas,
que nueve meses vivió,
verán que corta la muerte
fruto de tal bendición?
«¡Ay Hijo!, la Virgen dice,
¿qué madre vio como yo
tantas espadas sangrientas
traspasar su corazón?
¿Dónde está vuestra hermosura?
¿quién los ojos eclipsó,
donde se miraba el Cielo
como de su mismo Autor?
Partamos, dulce Jesús,
el cáliz desta pasión,
que Vos le bebéis de sangre,
y yo de pena y dolor.
¿De qué me sirvió guardaros
de aquel Rey que os persiguió,
si al fin os quitan la vida
vuestros enemigos hoy?»
Esto diciendo la Virgen
Cristo el espíritu dio;
alma, si no eres de piedra
llora, pues la culpa soy.
Pastor que con tus silbos amorosos
Pastor que con tus silbos amorosos
me despertaste del profundo sueño,
Tú que hiciste cayado de ese leño,
en que tiendes los brazos poderosos,
vuelve los ojos a mi fe piadosos,
pues te confieso por mi amor y dueño,
y la palabra de seguirte empeño,
tus dulces silbos y tus pies hermosos.
Oye, pastor, pues por amores mueres,
no te espante el rigor de mis pecados,
pues tan amigo de rendidos eres.
Espera, pues, y escucha mis cuidados,
pero ¿cómo te digo que me esperes,
si estás para esperar los pies clavados?
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