Lydia Davis, una escritora rara

Lydia Davis, una escritora rara

Lydia Davis nació en Massachusetts en 1947, es hija del conocido escritor Robert Gorhan Davis y Hope Hale Davis y ha estado casada durante varios años con Paul Auster. Se dedica desde hace años a la traducción de textos del francés al inglés, y ha colaborado en la traducción de obras de reconocidos escritores de la literatura clásica francesa, como Flaubert y Proust.

Lydia Davis es una de esas escritoras a la que suelen llamar «rara», lo cual es magnífico ¿quién quiere poder ser encasillado en una etiqueta que en definitiva no hable en verdad de su arte? Pues, ella, con su manera tan singular de expresarse, ha conseguido ubicarse entre las escritoras más leídas de un género sin precendentes en Norteamérica.

Paul Auster estuvo casado con Lydia Davis

Sus historias se nutren de la gente común, de las frustraciones que a diario podemos encontrar a nuestro alrededor; sin embargo, consigue de forma sumamente ingeniosa volver importante lo cotidiano, llenarlo de belleza, rescatar lo valioso de las simples acciones de cada día e inmortalizarlas con humor y una gracia muy particular.

«Nos sentamos juntas mi digestión y yo. Leo un libro y ella trabaja con ahínco en el almuerzo que acabé hace un rato»Cuentos completos«].

Davis tiene la particularidad de escribir de una manera casi única, con personajes que carecen de nombres, al igual que los lugares, sin por eso tratarse de historias frías; de hecho, muy por el contrario, sus historias están llenas de humor, calidez y ternura, y tratan temas cotidianos y cercanos a la vida de los seres humanos. Algunos críticos se inclinan a decir que lo que Davis ha hecho ha sido crear un nuevo género al que llaman «flash fiction».

Un estilo único en Estados Unidos

Recientemente se ha traducido al español una antología, con lo que Davis ha escrito durante más de 20 años, y que puede irradiar luz en la comprensión de la obra de esta autora, para nada convencional.

En ella podrán apreciarse muchos relatos, algunos largos, otros cortos y otros aún más cortos, que al apreciarlos en conjunto permiten una idea global de lo que Davis ha querido expresar, cosa un tanto complicada si se desea hacerlo con cada relato individualmente, a veces los pensamientos de la autora se ven un tanto difusos.

Según la propia autora, este estilo e incluso las estructuras utilizadas, no son nuevas en la literatura, ya el escritor Peter Altenberg, antes del 1900, escribía historias muy cortas donde plasmaba experiencias propias agregándoles un toque de ficción: «historias muy graciosas, con un aspecto raro y lírico». Davis, ha debido traducir algunas de aquellas historias y considera que son preciosas. De todos modos, cabe destacar, que si bien en la cultura europea este estilo puede no ser nuevo, sí lo es en la literatura estadounidense, así que, de todos modos, puede caratularse a esta increíble artista como una persona atrevida, innovadora y hasta avanzada a su época.

Lydia Davis, una escritora rara

Decir lo justo, lo imprescindible

«La escritura siempre intenta ser todo lo más concisa que puede».

En las historias de Davis el silencio cumple un papel importante, las cosas que no se dicen pero que se pueden sentir y apreciar entre líneas; según ella lo explica: «Mi reflexión gira alrededor de cuánta información es suficiente para una buena historia: lo que sobra y lo que falta, y cómo mantener el equilibrio mientras lo escribo. Pero soy incapaz de pensarlo con antelación, tampoco lo pienso luego ni pulo cosas. El autor debe mantener un equilibrio entre el control que ejerce y la actividad del lector. Leo a autores que ejercen demasiado control, que explican demasiadas cosas. Creo que los lectores son felices cuando hacen mucho, cuando son muy activos.»

En pocas palabras, Davis puede crear historias magníficas que quedan dando vuelta en la cabeza de sus lectores. Ella asegura que ser conciso no tiene que ver con escribir pocas líneas sino las adecuadas, y recuerda que Proust, pese a escribir páginas y páginas, era un escritor conciso porque sabía qué debía decir y qué no. Por otro lado, aclara que muchos lectores le cuentan que se han quedado congelados en sus historias más cortas, y eso quizás se debe a que son las que permiten seguir «fabulando», pueden crecer en la mente y la imaginación de los lectores y cambiar de forma y color una y otra vez.

Lydia Davis crea personajes preciosos tomados de la vida real

La autora y sus historias

Sus personajes, en su mayoría mujeres, son seres que sienten tal curioridad por el mundo, les intriga tanto el afuera, lo que los rodea, que necesitan indagar, aprender, pues se hallan fascinadas por todo cuanto pasa a su alrededor.

Sin embargo, todo lo que Davis escribe no son historias cortas (aunque su próximo libro se tratará de uno con relatos cortos), actualmente tiene pensando realizar una narración más extensa que lo escrito hasta el momento, se trata de una historia de no ficción, afirma que está explorando nuevos mundos y desea acercarse a géneros completamente diferentes; así que tiene pensado escribir acerca de la historia estadounidense antes de la revolución o cómo era Francia en el siglo XIV.

La constante presencia de relaciones asfixiantes, como esa de «La madre» entre una madre y su hija, donde la segunda se halla completamente gobernada por los designios de su progenitores. Es una historia complicada, triste, agobiante y cruel hasta ponerte los pelos de punta, pero no deja de ser magnífica.

Es importante señalar que los héroes en las historias de Davis son gente común, casi todos. Y le brindan material suficiente para hablar de cuestiones cotidianas donde la inseguridad, la frustración y los sueños, son moneda corriente.

Otros de los aspectos destacables de su prosa es la moral en sus personajes. En «La casa de atrás» puede verse el enfrentamiento entre dos vecinos, donde lo que piensan los de afuera juega un papel primordial y la violencia, el silencio, los prejuicios y los rumores, protagonistas indiscutibles de la historia.

Los cuentos completos reúnen el trabajo de más de veinte años de Lydia Davis



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