3 libros indispensables de Virginia Woolf

 

 
Ayer escribí sobre la edición de los diarios de Virginia Woolf de la Editorial Tres Hermanas, una lectura indispensable para cualquier amante de la buena literatura. Y ya metida en el universo Woolf hoy traigo otros de sus libros que son para mí de cabecera y que continúan sorprendiéndome en mis relecturas.
 

 

«Las olas»

No sé si amo más esta novela por el impacto que me causó cuando la leí por primera vez. Le debo el haberme acercado al pensamiento y a la potentísima creatividad de Virginia o porque cada vez que lo leo me produce un estremecimiento como pocos libros me han causado en la vida.

Cuando leí por primera vez «Las olas» recuerdo que estuve un tiempo intentando reconocer el género. No era una novela, tampoco una obra de teatro y nunca antes había leído algo semejante. Se trata de una obra absolutamente experimental cuya cualidad principal es que la trama se va tejiendo partiendo de los discursos, monólogos y conversaciones que tienen lugar entre los seis personajes que conforman la historia. Lo interesante es que la autora se vale de un recurso para explicar el sentir de los personajes muy presente en aquella época, los monólogos interiores, y se apoya en la oralidad, en los soliloquios.

No sólo creo que debemos leer «Las olas» para descubrir el inmenso potencial de la autora, sino que además puede servirnos como una clase magistral sobre la importancia de buscar nuevas formas de decir lo mismo. De eso supo mucho Virginia y lo probó en cada una de sus obras. Sin duda seguirá siendo para mí uno de los libros más sorprendentes de la historia de la literatura y seguiré recomendándolo con ese entusiasmo de la primera lectura.

«Fin de viaje»

Esta que es la primera novela de Virginia Woolf es otra de las lecturas indispensables de la autora. Ya desde este primer paso en el mundo de la literatura dejó bien clara su posición: no iba a ser dócil con una sociedad a la que despreciaba y estaba dispuesta a decirlo de la mejor forma que sabía hacerlo: satirizándola.

El personaje de Rachel Vinrace, que comienza un viaje en el barco de su padre, se encuentra fabulosamente construido. Hay primeras obras que vienen cargadas de experiencia y de genialidad, y esta es una de ellas. Es muy interesante el uso que hace Virginia del viaje, ofreciéndonos una perspectiva que va desde el viaje interior (el autoconocimiento de la protagonista y su madurez) y que se refleja en los cambios del viaje real (juega aquí con el clima con las tempestades y las dificultades del camino). Una revisión del viaje mítico, el de Omero y tantos otros héroes de la mitología, pero desde una perspectiva más humana, donde la fatalidad también puede terminar en fracaso.

Siempre Virginia quiso hacer de la escritura un espacio de redescubrimiento y reformular las leyes de la narratología. En esta que es su primera novela nos deja bien claro que escribir para ella es mucho más que decir algo sobre lo que se ha reflexionado; también hubo una profunda reflexión en torno a la forma, y esta debe ocupar un lugar de relevancia en el oficio de la escritura y en las obras creadas.

«Flush»

Esta es otra de las ingeniosas obras de Virginia Woolf. «Flush» narra la historia de un perro con ojos atónitos que vive con Elizabeth Barrett Browning. Son amigos inseparables y se establece entre ellos una complicidad imposible para la poeta con cualquier humano.

Entre los rasgos más interesantes de esta novela hay que rescatar el humor satírico que caracteriza tanto la obra de Woolf y también la rigurosidad biográfica en la construcción de una semblanza de una de las poetas victorianas que más le fascinó.

Además de pintar de forma exquisita esa amistad interespecial, Virginia consigue ofrecernos un retrato de la época, con la crítica oportuna y el rescate de los elementos que le interesaban de ella. Se nota también el esfuerzo de ver el mundo con otros ojos. Esa bifocalidad que entrena al observar la vida desde la mente de Flush le permiten alcanzar una lucidez y un retrato inolvidable de la época.

¡Qué lindo es volver a la Woolf! No te olvides de leer los diarios de Tres Hermanas, ¡son una delicia!