Ernest Hemingway en «Entrevistas para el Recuerdo»

Ernest Hemingway en "Entrevistas para el Recuerdo"Hoy les traigo una nueva entrega de entrevistas para el recuerdo. En este caso se trata de un narrador del que ya hemos hablado en otras ocasiones: Ernest Hemingway. Existe una extensa conversación que podemos descargarnos de Internet entre el autor de «Por quién doblan las campanas» y George Plimton en 1958, que se publicó por primera vez en la revista The Paris Review y en la que podemos encontrarnos con Hemingway claro y elocuente. Después de leerla he pensado que era un autor ineludible de este ciclo.

Para Hemingway escribir era un trabajo totalmente placentero. Decía que escribía desde que comenzaba a despuntar el alba porque de este modo nadie podía molestarlo y todavía el día estaba fresco como para que la temperatura y los gajes climáticos no le distrajesen de la tarea. Agregaba que lo que más lo incentivaba a levantarse era ver cómo iba a terminar algo que había comenzado el día anterior, por eso siempre dejaba en el mejor momento: una especie de gancho para no olvidarse de escribirse. Decía.

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Ernest Hemingway en "Entrevistas para el Recuerdo"

Aunque muchos cuestionan la disciplina de Hemingway él siempre afirmaba que gran parte de la escritura dependía del trabajo constante; del mismo modo, dejar de pensar en el proyecto en el que estuviera invirtiendo su tiempo también era posible sólo gracias a la disciplina, algo que sólo puede adquirirse con esfuerzo y trabajo.

Hay autores que aseguran no escribir más que una vez las diversas partes de sus historias porque ya tenían la idea absolutamente sólida y cerrada en la cabeza antes de comenzar; en el caso de Hemingway si bien muchas veces le ocurría esto, no siempre trabajaba de este modo. La prueba está en que el final de «Adiós a las armas» lo escribió unas treinta nueve veces. ¿La razón?

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Cuando se trataba de hablar acerca del ambiente: de si tenía la necesidad de tener un lugar acogedor o tranquilo para enfrentarse a la escritura, Hemingway observaba que no es tan importante el sitio; si bien hay lugares que eran más idóneos que otros, los había también espléndidos, él siempre trabajaba bien en cualquier lugar. El único requisito era estar a solas: ni teléfono ni visitantes, porque «ellos son los que obstruyen el trabajo«.

Un tema quizá muy inquietante y del cual se ha preguntado a la mayoría de los autores es el de la seguridad económica. En el caso de Hemingway expresaba que la libertad económica era necesaria porque su falta traía preocupación y la preocupación es una de las principales complicaciones que atentan contra la escritura.

Pero sin duda una de las mejores respuestas la leemos al encontrarnos con la pregunta «¿cuál es la mejor formación que puede tener un escritor?«.

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Ernest Hemingway en "Entrevistas para el Recuerdo"

A la hora de mencionar a sus antecesores literarios Ernest se detenía en Twain, Stendhal,Turgeniev, Dostoievsky y Góngora… y aseguraba que le llevaría un día entero recordar a todos los que incluiría en esa lista. Decía también que leer era una ocupación constante que también exige una rutina y un trabajo constante, igual al de la escritura.

Respecto a cómo consideraba que desarrollaba el oficio, Ernest prefería no hablar. Decía que es malo que un escritor se detuviera en explicar cómo escribe. Todos escribimos para ser leídos y, por lo tanto, deberían ser los lectores quienes juzguen la validez de la obra.

Otro tema importante a la hora de escribir es la elección del título. Algunos autores comienzan la escritura viendo con nitidez el nombre del libro, otros lo encuentran cuando se encuentran a mitad de camino. Hemingway decía que al finalizar la obra escribía una larga lista de posibles títulos (a veces más de cien) y después los iba eliminando; a veces eliminaba todos y tenía que volver a empezar. Teniendo en cuenta que fue un autor al que le interesaba llamar a las cosas por su nombre, no es de extrañar esta forma de trabajar.

Por último me ha gustado la forma en la que Hemingway respondió al preguntarle cuánto había trabajado por lograr ese estilo distintivo por el que todos le conocemos.

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Y hasta aquí esta entrega de entrevistas para el recuerdo. Conocer por la propia voz del autor sus manías, sus pensamientos y su forma de trabajo es, sin lugar a dudas, una posibilidad maravillosa de acercarnos a su obra con claridad.

Si les ha gustado esta nota también pueden leer las entrevistas para el recuerdo de Marguerite Duras, Silvina Ocampo y Horacio Quiroga.

Ernest Hemingway en "Entrevistas para el Recuerdo"



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