Alfredo R. Bufano

Concepción de Cristo y Leonardo Bufano dejaron su Italia natal en busca de un futuro mejor para ellos y sus hijos. Se instalaron en suelo argentino y, fruto de ese amor, el 21 de agosto de 1895 llegó al mundo, posiblemente en la provincia de Mendoza, Alfredo R. Bufano.

Este hombre que a muy temprana edad sufrió un accidente que, como recuerdo, le dejó una notoria cicatriz en la zona del cuello se formó por unas temporadas en una escuela ubicada en la localidad mendocina de Villa Nueva, pero la delicada economía familiar lo impulsó a dejar de lado el estudio para salir a trabajar.

Quince años de edad tenía cuando, junto a sus padres y hermanos, se mudó a Buenos Aires. Allí tuvo la posibilidad de entrar en contacto con José Ingenieros, quien llegó a ser para él una extraordinaria fuente de inspiración. También tuvieron influencia en su camino literario figuras como Amado Nervo, Baldomero Fernández Moreno, Rubén Darío y Leopoldo Lugones, por ejemplo.

Antes de ser contratado como empleado de una librería, Bufano lustró zapatos y vendió globos en espacios públicos. Después se sumó como redactor a “El Correo Musical Sudamericano”, medio en el cual, entre 1915 y 1919, aparecieron sus primeras composiciones poéticas. “Mundo Argentino” y “Caras y Caretas” también tuvieron como colaborador a este hombre que, en 1917, contrajo matrimonio con Ada Giusti, madre de sus cinco descendientes.

“El viajero indeciso”, “Canciones de mi casa”, “Misa de réquiem”, “Poemas de Provincia”, “Poemas de las tierras puntanas”, “Colinas del alto viento” y “Marruecos” son algunas de las obras que permiten apreciar sus habilidades para la escritura.

Asumir en la Escuela Normal perteneciente a San Rafael (Mendoza) unas cátedras a pesar de no haberse recibido, trabajar en la institución porteña Amigos del Libro y organizar en territorio español la Exposición del Libro Argentino fueron otros de sus desafíos.

Alfredo R. Bufano, merecedor de distinciones como el Premio de la Municipalidad de Buenos Aires, el Premio de la Provincia de Cuyo y el Premio Nacional, encontró la muerte el 31 de octubre de 1950 en San Rafael, ciudad mendocina en la que se encontraba visitando a una de sus hijas.



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