Voces patrimoniales

El idioma castellano utiliza numerosas palabras de origen latino. Entre ellas, puede distinguirse entre las voces patrimoniales y los cultismos. En el primero de los casos, se trata de palabras que, al ser incorporadas al castellano, sufrieron diversas transformaciones fonéticas y semánticas. Los cultismos, en cambio, se incorporaron al léxico castellano sin cambios o con modificaciones mínimas.

Voces PatrimonialesEn cuanto a las palabras patrimoniales, en su mayoría experimentaron sus transformaciones hasta el siglo XVIII, fecha en la cual el sistema fonológico español establece sus aspectos y características más importantes.

Un ejemplo de palabra patrimonial es «castillo». Este concepto nació como «castellu» en la lengua latina. Con el tiempo, se transformó en «castiello» (castellano medieval). Recién en el castellano actual adquirió las características semánticas y fonéticas que hoy conocemos.

Otro ejemplo de voz patrimonial es «hablar». En la lengua latina, esta noción se conocía como «fabulare». Ya en el castellano medieval, la palabra se convirtió en «fablar» y, más adelante, completó su transformación hasta llegar a «hablar».

Hay ocasiones en las que una misma palabra latina se convirtió en una voz patrimonial y en un cultismo dentro de la lengua castellana. Estas palabras, conocidas como dobletes, suelen compartir un significado común gracias a su mismo origen, pero se presentan como diferentes en su forma.

Un ejemplo de doblete sucede con la palabra latina «clavem», cuya palabra patrimonial en el castellano es «llave» y su cultismo es «clave».

Es importante tener en cuenta que el cultismo no hace referencia a la palabra culta. Por eso, hay dobletes en los cuales el cultismo es de uso más frecuente que la palabra patrimonial. Por ejemplo, el latín «fastidium» se ha transformado en el cultismo «fastidio» y en la voz patrimonial «hastío».

Otro aspecto a considerar es la existencia de semicultismos, palabras que evolucionaron fonéticamente pero cuya evolución no se ha completado de la misma forma que en otros términos (por ejemplo: «virgen», del latín «virginem»).

Comentarios1

  • maria rosa epifanio

    NO LO HE LEIDO NUNCA EN LOS LIBROS AL ESTUDIAR GRAMATICA O NO LO RECUERDO REALMENTE GRACIAS



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