Flores lucha por salvar la casa de Alfonsina Storni

En mayo de 1892 se produjo en Suiza el nacimiento de Alfonsina Storni, quien con el paso del tiempo lograría quedar en la historia como una de las más destacadas poetisas argentinas. Esta mujer, que se quitó la vida en Mar del Plata en octubre de 1938, hizo muchos méritos desde la literatura para merecer reconocimientos y ser apreciada a escala internacional como una gran escritora pero, a juzgar por la realidad, no todos están dispuestos a valorar su legado y a venerar su figura.

Si bien en muchas localidades del mundo se acostumbra honrar la memoria de un gran escritor o escritora a través de la transformación de sus respectivos hogares en casas-museo o centros culturales, en la Ciudad de Buenos Aires aún no se logró contagiar por completo el respeto por todo lo que guarde relación con algún autor de renombre.

Prueba de ello es que, a pesar de la oposición de numerosos vecinos de la zona, en el barrio porteño de Flores comenzó a demolerse una antigua casa que supo ser habitada por Alfonsina Storni, la admirada responsable de propuestas como «Poemas de amor» y «Mundo de siete pozos».

De nada sirvió que, en 2010, el legislador Patricio Di Stéfano consiguiera declarar al inmueble de Terrada 578 como Patrimonio Histórico de la Ciudad para conservar su estructura y, con ella, la historia que atesoran las paredes porque ya en más de una oportunidad el lugar soportó intentos de demolición en vistas a un moderno proyecto inmobiliario.

Por estas horas, la destrucción del mencionado espacio es noticia. Y a quienes disfrutan los contenidos literarios y entienden la importancia de los intelectuales para la cultura, les duele que el rastro de Alfonsina Storni sea borrado sólo por la ambición de crear algo nuevo. Por ese motivo, el defensor del Pueblo adjunto de la Ciudad, Gerardo Gómez Coronado, y la Comisión de Vecinos de Flores se han hecho oir con la ilusión de evitar nuevos daños en la vivienda de la poetisa.

Según informa el diario «Perfil», Gómez Coronado emitió un comunicado a través del cual asegura que el Gobierno porteño «no puede aducir desconocimiento» en relación a la demolición de este valioso espacio.

Por su parte, los vecinos de la zona aprovecharon la trascendencia que adquirió el caso para indicar que ellos desean transformar la vivienda en un lugar «de literatura, de encuentro de la gente con el arte». Al respecto, el presidente de la organización vecinal, Carlos Demarco, expresó ante la prensa que la lucha de ellos está enfocada en salvar a una de las «últimas casas históricas que quedan en el barrio». Ojalá, pues, de ahora en adelante se tomen las medidas necesarias para proteger a todos los rincones interesantes desde la perspectiva cultural.