Paul Auster y su trilogía detectivesca de Nueva York

Indiscutiblemente, Paul Auster es uno de los autores más importantes de Estados Unidos a lo largo del siglo XX. Y es que, gracias a su calidad, ha conseguido convertirse en un auténtico referente dentro de la Literatura y en el espejo en el que mirarse para muchos otros escritores.

El Premio Médicis, el Premio Príncipe de Asturias o la Orden de las Artes y  las Letras de Francia son algunos de los galardones que han reconocido la labor de esta pluma cuyas historias giran sobre muy diversa temática. No obstante, quien quiera conocer a fondo la trayectoria de aquel debe hacerlo comenzando por su famosa trilogía sobre la ciudad de Nueva York.

Ciudad de Cristal, que se publicaría en el año 1985, es el título de la primera novela que conforma la saga, enmarcada dentro del género thriller,  que ahora nos ocupa. En este primer relato se nos presenta al protagonista, Quinn, un poeta que vive completamente aislado después de las muertes de su mujer y su hijo, y que sobrevive escribiendo novelas policíacas.

Una noche este personaje recibe varias llamadas de un desconocido creyendo que él es el detective Paul Auster y solicitándole ayuda. Tal es la conmoción que siente aquel por dicha solicitud de auxilio que finalmente se mete en la piel de ese investigador y queda personalmente con quien realiza las llamadas. Este un poeta que se encuentra atravesando un complicado momento profesional pues teme por su vida ahora que su padre va a salir del manicomio donde estaba ingresado.

Y es que su progenitor cuando era pequeño le encerró durante años para que no tuviera contacto con nadie y así pudiera aprender «la verdadera lengua del ser humano».

Ahora, viendo que va a salir del psiquiátrico donde fue encerrado, teme que pueda buscarlo y por eso quiere la protección del citado detective.

Misterios y desapariciones

Fantasmas es el título de la segunda novela de la trilogía. En el año 1986 fue cuando vio la luz dicho trabajo que también toma como protagonista a otro detective, Azul. En este caso, en un momento en el que no tenía ningún caso a la vista recibe el encargo de un caballero, Blanco, para que vigile las 24 horas del día a un desconocido, Negro.

Ello dará lugar a que el investigador se vea envuelto en un auténtico misterio que no se resolverá en años y que hará que el propio personaje se ponga a sí mismo en tela de juicio.

Y finalmente, el libro que cierra esta saga de Paul Auster  es La habitación cerrada, que también se publicó en el año 1986. La misma comienza estableciendo como punto de partida la amistad que desde niños mantuvieron dos personajes, el propio narrador y Fanshawe, que incluso llegaron a hacerse hermanos de sangre.

Esa amistad fue muy estrecha pero con el paso de los años la misma se fue borrando por los kilómetros entre sus hogares. Sin embargo, esa distancia se borra de un plumazo cuando el citado narrador, que trabaja como periodista, reciba la llamada de ayuda de la esposa de su amigo.

Una mujer a la que va a visitar y que le cuenta que Fanshawe lleva varios meses desaparecido y la única pista que se tiene es un conjunto de maletas llenas de manuscritos. Su amigo se dedicará a leer los mismos y es en ese momento cuando descubrirá que el desaparecido le dejó encargada una misión: valorar si esos textos debían ser publicados o destruidos.



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