Ricard Ruiz Garzón, respuestas en 280 caracteres

Mientras aguarda con entusiasmo el lanzamiento de “Janowitz”, novela que elaboró junto a Salvador Macip y que verá la luz en marzo, Ricard Ruiz Garzón aceptó seguir el formato de Twitter para responder un cuestionario de Poemas del Alma que hace foco en su producción y en sus desafíos profesionales.

Ricard Ruiz GarzonEste profesor y escritor catalán arrancó el año participando en BCNegra y será, a fin de 2021, comisario de un festival literario centrado en géneros fantásticos.

“La Inmortal”, “Mångata”, “Los Monstruos de Villa Diodati. Los espejos de Frankenstein” y “Las voces del laberinto. Historias reales sobre la esquizofrenia” son algunos de los libros que conforman la producción de Ricard Ruiz Garzón, a quien pueden seguir por redes sociales: @RicRuizGarzon en Twitter y @ricardruizgarzon en Instagram.

¿Cómo se te ocurrió originar “Mångata” y darle a este libro una estructura especial inspirada en el alfabeto?
– Todo nació en Irlanda, en un paisaje como el que lleva a Jana a bailar sobre el lago. Eso se unió al duelo por la muerte de un amigo. Luego, a las palabras que solo existen en una lengua, como la del título. Y de ahí y en homenaje a La historia interminable, al orden alfabético.
¿Qué puedes adelantar acerca del Festival de Novela de Ciencia Ficción y Fantasía que te tendrá como comisario?
– Está acabándose de concebir, nombre incluido, pero será un festival literario de géneros fantásticos (todos los no realistas) que conectará también con series, cómic, videojuegos… Se celebrará en Barcelona, siguiendo la estela de precedentes como el BCNegra, a finales de año.
Seguro admiras a algún personaje de ficción. ¿Cuál es tu método a la hora de caracterizar héroes y villanos para que resulten trascendentes e inolvidables?
– Tengo muchos predilectos, del monstruo de Frankenstein a Tyrion Lannister, y del Pip de Grandes esperanzas al Bruno de El perseguidor de Cortázar. Creo que un gran secreto poco divulgado de un buen personaje, héroes y villanos incluidos, está en su vulnerabilidad.
¿Cuál es tu manera de trabajar, a qué le das importancia, cuando escribes tramas dirigidas a niños o adolescentes?
– La clave, al escribir o leer, es conectar con el niño que uno lleva dentro. Su curiosidad, su capacidad de asombro, su libertad. Hay gente absurda que a eso lo llama inmadurez. Yo creo que el adulto que pierde al niño que fue, además de inmaduro, es terriblemente aburrido.
¿Qué enseñanzas te ha dejado el desarrollo de “Las voces del laberinto. Historias reales sobre la esquizofrenia”?
– Ha sido y es una mina en todas sus versiones. Me permitió ver que tenemos mil prejuicios hacia la locura, que complicamos los trastornos con miedos ignorantes, que las personas no son sus dolencias. Y, vía Caetano Veloso, aprendí que “de cerca, nadie es normal”.



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