Esther Cross, respuestas en 280 caracteres

Mientras se prepara para presentarse en Barcelona (donde el próximo 16 de noviembre mantendrá una conversación con Layla Martínez en la librería Finestres), la escritora y traductora argentina Esther Cross vuelve a recobrar protagonismo en Poemas del Alma.

Esther CrossEn esta oportunidad, la idea es compartir las respuestas breves que, a pedido de este portal de literatura, ha elaborado la creadora de libros como “La mujer que escribió Frankestein”, “La inundación”, “Kavanagh” y “Tres hermanos”.

Aquellos que deseen conocer más a fondo la producción de esta autora que supo intervenir, por ejemplo, en el ciclo de carácter cultural “Apalabradas” o quieren mantener contacto virtual con ella, tienen la posibilidad de localizarla en Twitter. Su usuario es @esthercross1.

¿Qué reflexiones y sensaciones te fueron acompañando durante el proceso de escritura de “La mujer que escribió Frankestein”?
– Mary Shelley reconoció el miedo, la potencia oscura de su época. Era, como hubiera dicho Flannery O’Connor, un realista de distancias. Por eso sigue vigente. Pocos escritores tuvieron tanta imaginación. Desandar sus pasos fue una aventura. La sensación y reflexiones eran esas.
¿Con qué intenciones elaboraste “Tres hermanos”? ¿Quedaste conforme con el resultado?
– La intención era que los cuentos pasaran en un mismo sitio, con los mismos personajes. El lugar se volvió cada vez más importante y se convirtió, de hecho, en el hilo conductor del libro. Quedé intranquila.
Para el desarrollo de “La señorita Porcel”, ¿dónde y en qué circunstancias hallaste inspiración? ¿Qué recursos empleaste para intentar desplegar en ese libro tu máximo potencial creativo?
– La inspiración la encontré en la calle, en diciembre de 2001. El recurso fue el
humor, diría que el humor negro. Pero no fue intencional. La idea ya viene con el tono. El humor es un rodeo para acercarse a algo difícil.
En base a tu experiencia como traductora, ¿cuál es el mejor modo y la estrategia más adecuada para adaptar un texto a otra lengua respetando su esencia original?
– Para acortar la distancia lo mejor es leerlo varias veces. Con paciencia se ven algunos hilos que vienen bien de guías. Cada libro tiene un tono, más allá de su idioma. Es un ritmo, un sistema propio, un clima. Se trata de preservar eso, traducir sin aplanar.
Al iniciar un relato de ficción, ¿qué temores, fantasmas o inseguridades te atraviesan y de qué manera le hacés frente a esa instancia para superarla y avanzar en la trama?
– Como decía Yeats, lo mejor es escribir con franqueza y sin la prolijidad de un novelista. Las inseguridades se oponen. Para superarlo, trato de no tomarme en serio, llegar a una primera versión y después sí, revisar y corregir. Primero siempre hay que mandarse.

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