David Miklos, respuestas en 280 caracteres

Del mexicano David Miklos sabemos que tiene una amplia experiencia como escritor y que se desempeña como profesor. En Poemas del Alma también lo hemos presentado como parte del jurado del Premio Nacional de Novela Joven José Revueltas 2014, pero en esta ocasión la idea es dejar que él, en el formato breve de Twitter (la red social donde va camino a los catorce mil seguidores), ofrezca más información sobre su figura haciendo foco en sus motivaciones y en su vínculo tanto con la literatura como con los lectores.

Aquellos que lo tengan como un autor de referencia seguramente celebren tener novedades de él, mientras que el resto tiene por delante la oportunidad de sumar un exponente mexicano a su biblioteca personal.

Quienes después de disfrutar esta nota sientan deseos de sumergirse en su producción o de apreciar con mayor profundidad su habilidad para la escritura, pueden tener en cuenta títulos como “No tendrás rostro”, “La hermana falsa”, “Dorada” y “La gente extraña”, así como las obras que Miklos menciona en su primera respuesta.

De tus obras publicadas, ¿cuál es tu favorita? ¿Razones?
– Creo que ninguno de mis libros superará, para mí, al primero: “La piel muerta”. Todos los demás que he escrito dependen, en mayor o menor medida, de esa primera novela. “La pampa imposible”, la más reciente, es un regreso inevitable a esa obra breve de hace 13 años. Allí sigo.
¿Qué y cómo es, según tu criterio, un buen libro?
– Los buenos libros, para mí, son aquellos que se sostienen no por la historia contada ni por los trucos narrativos desplegados para conseguir un fin, sino por la voz que los dice. Hay voces que, sin narrar nada de manera obligada, se cuentan tan bien a sí mismas que lo son todo.
No dudas en resaltar la fidelidad de tus lectores. ¿Con qué expectativas crees que llegan a ti y por qué consideras que renuevan su confianza con cada lanzamiento editorial?
– Supongo que esto tiene que ver con lo anterior: hay una voz que llama a mis lectores, que dialoga con ellos, y con cada libro refrendo esa relación de ida y vuelta. En mis libros hay un silencio cómplice, huecos que no lo dicen todo para que el lector se diga, se vea a sí mismo.
En un mundo que insiste con la importancia de vivir “el aquí y ahora” aparecen relatos tuyos vinculados al pasado, la memoria y la identidad. ¿Cuáles son los motivos que te impulsan a querer bucear en recuerdos y reconstruir historias?
– Buscar el origen, decirlo, nos lleva por un lado a la historia y por el otro a la ficción: somos idénticos a cualquier otra persona y, sin embargo, hay algo que nos distingue, acaso el sino, la situación de nuestra entrada al mundo. El presente no funciona sin el pasado, nunca.
¿Qué recomendación o consejo que te resultó útil quisieras darle a aquellos que están tratando de abrirse camino como autores?
– No soy afín a los talleres, pero alguna vez fui al que impartía Daniel Sada, al que le aprendí la mejor lección. Me dijo que la estructura venía después del flujo narrativo; y me dijo que nunca mirara atrás, que siempre siguiera hacia adelante. Eso. Seguir. Hasta el punto final.



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