Alejandro Martín Navarro, respuestas en 280 caracteres

Más de setecientos seguidores acumula en Twitter el sevillano Alejandro Martín Navarro, quien reparte su tiempo entre el ámbito musical, los contenidos poéticos y el campo filosófico.

Alejandro Martín NavarroEste autor, ganador del II Premio Internacional de Poesía Jorge Manrique gracias a “El oro y la risa”, lleva años ofreciendo opciones de lectura. Quienes quedaron conformes con trabajos como “Vasos de barro”, “La Fiesta de los Vivos” o “Aquel lugar” encuentran en esta publicación información para conocer más y mejor al creador de esos libros.

Aquellos que recién descubren a Navarro, por su parte, pueden tomar esta nota como punto de partida para interesarse en la carrera de este español que se doctoró en Filosofía y le gusta expresarse por medio de la música y la poesía.

En esta época de confinamiento y cambios de rutinas, ¿cuál es el rol que está ejerciendo la literatura en tu día a día?
– La palabra «confinamiento» nos habla de atenernos a un confín, cosa nada fácil para una sociedad que valora tan poco los límites. A mí me ha dado la libertad de prescindir de inercias vacías y el regalo de volver a leer y a escribir como hacía mucho tiempo que no tenía ocasión.
¿De qué modo te ayudan la filosofía y la poesía a comprender o a sobrellevar la convulsionada realidad mundial motivada por la pandemia de coronavirus?
– Soy poco amigo de los milenarismos que aparecen en todas las épocas de crisis. Pero tampoco soy optimista: a pesar de la necesidad que tiene el mundo de disponer de poderes comunes que aborden los problemas globales, no creo que vaya a cambiar nada sustancial después de esto.
Quienes todavía no leyeron “Vasos de barro”, ¿qué clase de experiencia lectora se están perdiendo?
– Es un libro que escribí con veinte años. Con esa edad vives todo de una manera emocionalmente trepidante, pero también eres más honesto. Es un poemario que bucea en las miserias de la vida cotidiana en busca del tesoro que, según la metáfora paulina, se oculta en vasos de barro.
¿Cómo ha sido el proceso creativo de “El oro y la risa”? ¿Quedaste satisfecho con su contenido?
– Bueno, a esta edad cuidas más lo que publicas y te da menos pena desechar. Lo compuse en tres partes: unas arqueologías, que hablan de mi pasado; unas galerías, donde uso el monólogo dramático para dar voz a grandes pintores; y unas cosmogonías, que es la parte más contemplativa.
Haciendo a un lado la modestia, ¿qué consideras que le aportan tus versos al género poético?
– La verdad es que nunca me ha preocupado mucho la poesía como género. Siempre he pensado en compartir con quien me lee un tipo de emoción para el que no sirve el lenguaje habitual. Es ese tipo específico de comunicación lo que busco. La poesía como comunión, más que como género.



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