Ahmad Shamlú

La literatura persa del siglo XX tiene entre sus grandes referentes a Ahmad Shamlú, también mencionado como Ahmad Shamlou y Ahmad Shamloo. Nacido el 12 de diciembre de 1925 en Teherán, la capital de Irán, se destacó como poeta, periodista y traductor.

Ahmad ShamlúAhmad fue el único hijo de varón de Kowkab Araqi y del militar Haydar Shamlú, quienes tuvieron seis descendientes. Por el trabajo de su padre, creció en diferentes ciudades, asistiendo también a varios establecimientos educativos.

Shamlú, de todos modos, no llegó a completar la educación secundaria. Eso no le impidió aprender otras lenguas ni adquirir los conocimientos necesarios para volcarse al mundo de las letras.

En 1947, Shamlú publicó su primer poemario. Al año siguiente inició su carrera periodística colaborando con una revista literaria y luego, en 1950, desembarcó en el terreno del cuento.

Por su apoyo al socialismo, Shamlú fue víctima de censura y persecuciones. De hecho, varios de sus libros fueron prohibidos, confiscados y destruidos.

Asesor cultural de la embajada húngara y director de documentales televisivos, Shamlú tradujo a autores como los franceses Robert Merle y André Gide; el español Federico García Lorca; el estadounidense Erskine Caldwell; y el rumano Zaharia Stancu.

Enfrentado al régimen de Mohammad Reza Pahlaví, en 1977 abandonó Irán, permaneció un año en Estados Unidos y luego se instaló en Inglaterra. Con la llamada Revolución iraní regresó a su tierra natal.

Es posible encontrar poemas de Shamlú traducidos al castellano en el libro “Tres poetas persas contemporáneos”. Sus obras además están disponibles en muchos otros idiomas.

Ganador del Premio Stig Dagerman y reconocido por Human Rights Watch gracias a su defensa de la libertad de expresión, Shamlú contrajo matrimonio en tres oportunidades. Con su primera esposa (Ashraf Isslamiya) tuvo cuatro hijos; luego se casó con Tusi Hayeri Mazandarani y finalmente con Aida Sarkisian.

El 23 de julio de 2000, en Karaj, Ahmad Shamlú falleció debido a complicaciones derivadas de su diabetes. Cuatro días después, su funeral convocó a cientos de personas.



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