Julio Leite

Julio Leite nació en Ushuaia (Argentina) en 1957 y actualmente vive en Punta Arenas (Chile). Entre sus obras más importantes se encuentran "Primeros fuegos", "Bichitos de luz" y "Piedrapalabra".
En su poesía podemos encontrar los vestigios de un pasado donde no había dónde esconderse, "en esa Patagonia pelada, territorio de majadas" y donde la voz es un territorio de huesos que busca, que sacude sus restos e intenta abrazar la ternura, la risa para arrancar esa melancolía que se cierne sobre ella, para fundir esas lágrimas que tienen el mismo sabor que el agua del mar. La poesía de Julio te acerca, te vuelve cautivo y te susurra palabras llenas de colores, a través de los cuales la nostalgia se arrincona e intenta hacerse presente. Una voz que no podemos dejar de leer, que a través de la brevedad se anima a decir aquellas cosas para las que no existen palabras.
En nuestra web podrás encontrar algunas de sus poesías, tales como "Mar sin Ana", "Reflexiones de un náufrago", "Cordillera fueguina" y "Lecciones de equitación para Ramiro". Te recomendamos profundamente a este poeta patagónico, a través del cual podrás descubrir la vida de las tierras áridas y encontrarte con lo fundamental de nuestra naturaleza, el alma.

Poemas de Julio Leite

Seleccionamos del listado de arriba, estos poemas de Julio Leite:

Cordillera fueguina

Esta potranca azuleja
con remos de piedra
atraviesa corcoveando
el gélido potrero
de la tierra,
bellaquea
entre fuegos y amarillos,
para hundir al final
cascos,
hocico,
lomo,
cola,
en el mar de los olvidos.

Primera impresión

En Buenos Aires
los edificios
son árboles
cargados
de pájaros
muertos.
Mirando el techo.

Un descascarado
caballo de ajedrez
relincha desde el cielo
a la humedad
que avanza las paredes,
en el tablero
del silencio
el corcel de ladrillo
presiente como yo
que en esta casa
está en jaque
la esperanza.

Cómo hacer un pan

Muela los huesos
hasta lograr
la buena harina,
use la levadura
de su rabia,
amase
sobre madera de amigos,
con abrazo amase
hasta el cansancio,
después haga fuego
con ramitas de 'ganamos'
y en el horno del corazón
que presten sus hermanos
cocine esa esperanza
a repartir.

A Miguel Trafipán

Aparceló su corazón
en diez tremendos corazones
y los trasladó
por el río bueno
de sus brazos
hasta ese mar
de madera y cuerdas
que resuena
en la luna hueca
de su centro.
Será por eso
que las yemas
de sus dedos
y sus uñas
-armaduras sensibles-
Laten, gritan,
lloran, ríen...
Ya no distingo
cuerpos,
formas,
sólo siento a Miguel,
madera nuestra.

En memoria

Sospecho que tus huesos
no se asustan
de este frío, padre.
Agosto como siempre
y yo, vivo,
me hago el sordo,
no acepto el río
de tu sangre
desembocando
a la nada de un piso.
Los peces de plomo
son como los salmones,
padre?
regresan a su origen
para continuar la vida?,
si así fuera
te tendría conmigo
y saldría
con mi caña de hijo,
con mi bichero de ternura
a pescar ese tiempo
que no nos permitimos.

Reflexiones de un náufrago

El corazón
es la isla
más antigua y sola,
los peces de siempre
lloran por ella
y en vez de salvarla
le dan
su condición
de isla.