El poeta muerto que escapó de su tumba

A más de 200 años de su muerte, Friedrich Schiller ha logrado escapar de su tumba. Tras dos años de exhaustivas investigaciones, un grupo de expertos internacionales ha determinado que ninguno de los dos cráneos que fueron atribuidos al poeta alemán le pertenecía en realidad.

Los científicos han llegado a la conclusión tras comparar las muestras de ADN obtenidas en la fosa común donde fue enterrado Schiller con el material proveniente de familiares del escritor, conseguido al exhumar los cuerpos de su hijo mayor, Carl von Schiller, y el hijo de éste, Friedrich, entre otras personas.

Un comunicado emitido por la Fundación Clásicos Weimar y la cadena televisiva MDR, que financiaron los estudios, afirma que los investigadores han demostrado que ninguno de los dos cráneos es auténtico.

La confusión sobre los restos del poeta no es nueva. De hecho, en 1826 (apenas 21 años después de su muerte), se encontraron 23 cráneos en la mencionada fosa común. Por ese entonces, el alcalde de Weimar, Carl Leberecht Schwabe, identificó uno de ellos como el perteneciente al literato, debido a sus características (era el más grande).

Sin embargo, en 1911, otro cráneo fue recuperado de la fosa. Los científicos anunciaron entonces que éste nuevo cráneo era el perteneciente a Schiller, con lo que se inició una extensa controversia sobre el origen de las dos calaveras. Ahora, nadie sabe dónde se encuentran los restos del dramaturgo. La Fundación ya ha aclarado que no se encargará de la búsqueda, sino que su trabajo se limitó a esclarecer el error.

Johann Christoph Friedrich Schiller nació el 10 de noviembre de 1759 y falleció el 9 de mayo de 1805. Poeta, dramaturgo, filósofo e historiador, es considerado uno de los principales referentes de la cultura alemana. Uno de sus poemas más conocidos es la «Oda a la Alegría», musicalizado por Ludwig Van Beethoven en la Novena Sinfonía.