Ahora que recojo
flores de plástico
que intento
filtrar el aire
aguantando
la respiración
que vago
con mi abrigo
que cubre este cuerpo
duro
esta quijada contraída
ahora que me alumbran
las luces de neón
de los escaparates
y los nuevos dioses
ingresan por mis ojos
me respiran
ahora que me escondo
de los lobos y las estrellas
me niegan su brillo
la ciudad me muestra
sus dientes
de concreto y vidrio
cosificado me escondo
en la tibieza
de mis pequeñas muertes.
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Autor:
lapiedraviene (Seudónimo) (
Offline) - Publicado: 16 de mayo de 2015 a las 18:41
- Categoría: Naturaleza
- Lecturas: 78
- Usuarios favoritos de este poema: Beatriz Blanca, Luna y Poesía, la negra rodriguez, santos castro checa.
Offline)
Comentarios7
Hermosa necesidad de naturaleza pura y no la tristeza de las vidas artificiales del cemento, queriendo alcanzar el sol. Me encantó la forma de plantearlo, es fantástico pues he coincidido con tu sentir.
Saludos afectuosos amigo.
Gracias amiga, por pasar por esta página. Un abrazo.
Mucha soledad se advierte en tu poema, que, por otra parte esta hermosamente construido.
Te envio un fuerte abrazo
Guillermo
Es el grito del hombre moderno, alienado y solo. Saludos.
Un canto de soledad hecho poema...pues la humanidad de los tiempos actuales se ha mecanizado y vive un vivir sin vivir.
Son pocos los que disfrutan de la belleza de la naturaleza, los que valoran un abrazo de un ser querido, los que aman la poesía y valoran a la familia.
Excelente como siempre, letras que me llevan a la reflexión, te quiero amigo, gracias por compartir.
ME DEJAS PENSANDO EN AQUELLO DE TUS PEQUEÑAS MEUERTES, QUIZA SEA EL DORMIR AMPARADO EN LOS GRANDES SUEÑOS?
BESOS.
Gracias amiga y paisana. Un saludo cordial desde Quito para guayaquíl de nuestros amores.
La ausencia de naturaleza en la que vivimos se cobra su cuota, en qué seres humanos nos hemos convertido, más bien medio muertos que vivos...
Saludos amistosos de
Peregrina
es la soledad de vivir enjaulado en las grandes ciudades
saludos amistosos
La calidad artística hecha poesía se siente, se respira en tu obra, estimado hermano Murialdo.
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