Cuando no duermo bien
y busco la despreocupación de los árboles,
pienso en las mañanas de febrero,
la primavera de marzo.
Pienso en tus besos soñolientos y ocultos y terribles
creciendo en la noche de una ciudad distinta
a esta donde aún vive mi agonizante guitarra,
y llega el miedo inevitable
que flota como la sombra del olvido,
hasta mi sangre desvanecida
y aprendo que el dolor y la memoria
son lo más absurdo que pueden recibir mis manos.
No quiero recordarte, pero no puedo,
hay esencia de tu aura
por donde quiera que veo,
y no estoy seguro
de haber conocido tus pies, o tus ojos
o todo tu cuerpo alejado y secreto
en el mejor tiempo perdido que permanece y arde
como una vela de kilómetros de altura
y no estoy seguro, de olvidarte,
o creer en tus pasos de vuelta
como un efecto maléfico y delirante,
de no dormir bien.
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Autor:
Eduardo T. Isleño (Seudónimo) (
Offline) - Publicado: 28 de junio de 2012 a las 16:19
- Categoría: Amor
- Lecturas: 53
Offline)
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