Redes sociales y lenguaje

Redes sociales y lenguaje

El lenguaje ha vivido en los últimos años algo que muchos denominan revolución lingüística. Un nuevo vocabulario se apodera de las pantallas y se va abriendo lentamente hacia otros aspectos y plataformas de la vida; llegando incluso a instalarse en el habla cotidiana y alcanzar una rotunda popularidad.

La literatura, por supuesto, no está exenta de estos cambios. Tal es así que la narrativa y la poesía de los nuevos autores suele combinar un uso puntilloso del lenguaje con ciertas abreviaturas y símbolos que, si no estamos familiarizados con las redes sociales, puede que nos resulten de naturaleza ilegible. Sin querer volvemos a repensar lo dicho por Wittgenstein, ¿es el lenguaje lo que nos cambia o lo transformamos porque necesitamos acomodarlo a nuestra vida?

Sea cual sea la respuesta. Es evidente que estos cambios son los responsables de la aparición de dos corrientes bien diferenciadas en la lingüística. Por un lado se encuentran los profesionales que abogan por estos cambios y proponen la construcción de nuevas formas de comunicación donde los nuevos medios formen parte de la vida. Por el otro, los que rechazan estos argumentos y aseguran que estas tendencias empobrecen y atentan contra la vida de nuestro idioma.

Nuevos términos en el habla

Junto con los nuevos símbolos que se entrometen en el lenguaje escrito, en esa microliteratura que circula a través de Internet, aparecen también un montón de términos anglosajones que se disfrazan y consiguen pasar desapercibidos en nuestro idioma. Términos como Spam, Password, Blog, e incluso verbos como googlear o postear ya no nos resultan extraños y sabemos exactamente qué significan cuando los leemos. Porque, alguien que no sabe googlear hoy en día, es una persona que se ha perdido lo mejor de Internet: la posibilidad de encontrar lo que sea en un inmenso mar de información. Y, por supuesto, ¿cómo olvidarlos? También parte de estos cambios es la incorporación de los emoticones a la escritura; a través de los cuales podemos expresar emociones sin palabras.

El lenguaje se ha ampliado de formas sorprendentes, alcanzando un nivel de complejidad estrepitoso. Lo curioso de todo esto es que en realidad, se ha complejizado por la cantidad de signos de los que disponemos para decir algo; pero la forma de comunicarnos se ha vuelto más sencilla: ahora podemos decir mucho más lo que sentimos en pocas palabras. Porque esa es otra cosa que nos exigen las nuevas comunicaciones, el aprender a decir mucho con poco, o poco con poco o nada con poco. Mensajes breves, eso es lo único que importa: lo que hagamos con ello depende de cada uno.

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Decir mucho con poco

Así como aparecen nuevos términos también se modifican las reglas de la sintaxis; por ejemplo, es muy común encontrarnos con la supresión de los signos de exclamación o interrogación al principio de la oración, como sucede en inglés. Otro de estos cambios está vinculado con la sustitución de letras con el objetivo de reducir al mínimo el número de caracteres. Así caben frases como: “no lo c”,“q” y “x” , entre otras. No sólo se escribe de este modo para reducir el espacio que ocupa el mensaje, sino también porque la comunicación instantánea requiere más velocidad y menos respeto por la ortografía.

Esta revolución ha dividido rotundamente a los lingüistas. De un lado se encuentran aquéllos que consideran que estos cambios sólo pueden traer resultados positivos, enriqueciendo el lenguaje y permitiendo una comunicación más cercana y fluida. Del otro lado de la calle están aquellos lingüistas que creen que no respetar la ortografía y promover la precarización del lenguaje nos lleva camino a convertirnos en una sociedad mediocre y cada vez más ignorante. Dos posturas absolutamente opuestas, ¿verdad?

Pienso que en ambos puntos de vista hay ideas importantes y necesarias. Supongo que lo mejor que podemos hacer es asumir los hechos: los cambios en la comunicación responden a una realidad que no depende de nosotros y contra la que no podemos hacer nada. Dicho esto, la mejor decisión que puede tomar cada uno de nosotros es enfocarse en hacer algo positivo con las herramientas que se encuentran a nuestra disposición. Porque, después de todo, las redes sociales, Internet mismo, son herramientas tan válidas como los libros, y por lo tanto, la mejor forma de acercarnos a ellas es aprovechándolas al máximo.

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¿Cómo aprovechar las herramientas?

Esa es sin duda la pregunta que debemos responder con mayor urgencia. El gran problema de la modernidad es la falta de atención y la vertiginosa forma de vivir. Tenemos una existencia tan acelerada y ruidosa que sentimos que no tenemos tiempo para escribir con atención nuestros mensajes. Necesitamos terminar, terminar, terminar, terminar, para hacer otra cosa, ya, ya, ya y ya.

Sin duda, encontrar un momento de calma para repensar nuestra comunicación y comprender las razones por las que deseamos decir algo es fundamental. Y debemos entender, de una vez por todas, que lo único importante al comunicarnos no es lo que decimos, sino cómo lo decimos. Cuidar la forma al dirigirnos a alguien es una forma (que parece novedosa) de aprovechar las nuevas herramientas a nuestra disposición. Y parte de ese respetar la forma es conocer las reglas de la sintaxis y valorarlas porque, seguramente, descubriremos que gracias a ellas podremos comunicarnos de una forma más eficiente. Es posible que descubramos que podemos decir mucho con poco, sin necesidad de abreviaturas que estropeen el lenguaje.

Si nos tomáramos la comunicación con mayor responsabilidad seríamos capaces de aprovechar lo que está a nuestro alcance para darle al lenguaje el lugar que le corresponde: el de servir a la comunicación y a la vida. Wittgenstein lo dijo con suma claridad: imaginar y construir un lenguaje es imaginar una forma de vida.

Propongo que nos centremos: ni anticuados que no aceptan el paso del tiempo, ni modernícolas que consideran que todo lo viejo debe ser reemplazado.

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Comentarios3

  • Rapsodico

    Estoy de acuerdo con la proposición que cierra el artículo. Tengamos en cuenta la evolución del lenguaje sin perder de vista lo que lo engrandece, y, al mismo tiempo, adaptémonos a las circunstancias que rodea la situación de comunicación.
    Un placer leerte, amiga Tes. Un abrazo.

  • Nhylath

    ¡Buen artículo, Tes!
    Me gustaría saber tu opinión sobre el signo "arroba" (@)... el cual está siendo utilizado para indicar "as" y "os". Ej. Estimad@s amig@s... l@s espero esta noche para cenar... etc. etc.
    Yo, personalmente, no estoy de acuerdo con esta "modernícola" forma de escribir.
    Gracias por tu atención!

  • felipe gonzalez mer

    La modernidad no debe estar reñida,
    con lo tradicional, pero hay ciertas cosas,
    que se deben respetar y entre ellas,
    la creatividad armoniosa del lenguaje.



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