El ser humano siente un especial magnetismo por ciertos números que marcan una especie de antes y después en el tiempo. Por ejemplo, no es lo mismo conmemorar los 24 años de un acontecimiento que su 25º aniversario. Esos escasos 365 días de diferencia parecieran otorgar un significado especial al suceso en cuestión.
Francisco Ayala lo sabe desde que ha dejado de ser «el veterano escritor» y se ha convertido en el «centenario autor». Un 16 de marzo de hace dos años, Ayala llegó a las tres cifras de vida y, desde entonces, ha sido protagonista de decenas de homenajes y tributos. Fue propuesto para el Premio Nobel por la Sociedad General de Autores y Editores de España (SGAE) y hasta recibió la visita de la por entonces candidata presidencial argentina Cristina Fernández de Kirchner.
En esta ocasión, los aplausos llegaron desde el Hay Festival de Granada, donde fue homenajeado por el alcalde de la ciudad, José Torres Hurtado, y el concejal de Cultura, Juan García Montero, entre otras personalidades. El evento coincidió con la publicación de un nuevo tomo de sus Obras Completas, que edita Círculo de Lectores-Galaxia Gutenberg bajo la tutela de Carolyn Richmond (la esposa del escritor).
Con humildad, lucidez, modestia e ironía, Ayala no dudo en afirmar ante los presentes: «Estoy harto de Francisco Ayala». La sucesión de reconocimientos parece interminable a una edad en la que «ya uno tendría que estar por lo menos olvidado, si no sepultado». El escritor agradeció al público por sus intenciones de ver «el prodigio de la vejez» que «imprudentemente no se acaba».
La profesora titular de la Universidad del Valle de Cali (Colombia), Emma Rodríguez, resaltó la extrema sensibilidad y el humor presente en la obra del escritor de 102 años de edad. El profesor de la Universidad Complutense de Madrid y director de «ABC Cultural», Fernando Rodríguez Lafuente, expresó por su parte que Ayala logra conjugar la madurez humana y la calidez literaria.
Con una fortaleza envidiable, Fernando Ayala continúa manteniéndose activo y asombrando a aquellos que sueñan con superar el siglo de vida en plenas condiciones.
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