Un libro con la historia de las pizzerías de Buenos Aires

No hay dudas de que la gastronomía también es un hecho cultural. Incluso en restaurantes y bares se han escrito e imaginado numerosas obras literarias de trascendencia. Por eso, la publicación de un libro que repasa la rica historia de las pizzerías de Buenos Aires resulta una interesante opción de lectura.

En la sede de la Asociación de Propietarios de Pizzerías, Casas de Empanadas y Actividades Afines (APPYCE), el Ministerio de Cultura de la Ciudad de Buenos Aires presentó “Pizzerías de valor patrimonial de Buenos Aires”. Horacio Spinetto y Esteban Moore se encargaron de retratar a las 39 pizzerías más tradicionales de la ciudad, donde se tejieron miles de historias (y se comieron miles de pizzas, claro).

“Creo que las 39 pizzerías que aparecen son las que posibilitaron que hayan ido abriendo tantas más. Porque hoy, entre Capital y Gran Buenos Aires, hay más de 3.000”, comentó el presidente de APPYCE, Manuel Jamardo.

El libro menciona algunas de las leyendas que giran en torno a esta comida, como que la fainá fue inventada en 1882 en un horno del barrio de La Boca. O que Agustín Banchero abrió en 1893 la panadería donde creó la popular fugazza con queso. La historia fue confirmada por su bisnieto Diego Banchero, quien explicó que la pizzería familiar ya tiene 75 años.

La ministra de Cultura porteña, Silvia Fajre, destacó que “es una costumbre muy porteña encontrarse con amigos alrededor de una buena pizza”. Además consideró que Buenos Aires recibió a la pizza como una herencia, pero supo hacerla suya. La subsecretaria de Patrimonio Cultural de la ciudad, Nani Arias Incollá, por su parte agregó que “las pizzerías son parte indisoluble de la idiosincrasia de Buenos Aires”.

Algunas de las pizzerías incluidas en el libro y destacadas como Patrimonio Cultural de la Ciudad son “Las Cuartetas”, “Güerrín”, “Los Inmortales”, “La Continental” y “La Americana”. Entre los criterios de elección se encontraron la antigüedad y la presencia de maestros pizzeros en el establecimiento. Por otra parte, el libro también analiza la influencia de la pizza en la música, la plástica y la literatura.

La obra rescata una frase del inolvidable cineasta italiano Federico Fellini que refleja la importancia del ritual pizzero: “No me sirvan champagne y caviar, denme un buen vino y una pizza bien grande, y me sentiré feliz”.