Los valores literarios de Julio Ramón Ribeyro

Los valores literarios de Julio Ramón Ribeyro

Entre los autores peruanos de la Generación del 50 uno de los más destacados es Julio Ramón Ribeyro: cuentista ineludible de la literatura hispanoamericana.

Si bien dedicó varios años de su vida al estudio de las leyes; abandonó esta carrera para entregarse completamente a la literatura. En 1959 recibió una beca que le permitió mudarse a Madrid para estudiar periodismo. Ese año su vida cambió para siempre ya que durante esos meses, Julio se encaminó de forma definitiva hacia el horizonte de las letras.

Se vinculó con los autores de la época y entró en contacto con la literatura francesa, de la cual se enamoró al punto de hacer una tesis sobre ella en la Universidad de la Sorbona. Viviendo en París trabajó como traductor y redactor en la agencia France Presse. Años más tarde, dado su bagaje y su buena predisposición diplomática, se convirtió en embajador peruano para la UNESCO.

Entre sus libros más importantes se encuentran «Cuentos de circunstancias», «Tres historias sublevantes» y «Silvio en El Rosedal». Y todos ellos han sido de una relevancia inestimable para las letras peruanas; a tal punto que en 1983 se le concedió a Julio el Premio Nacional de Literatura y diez años después, el Premio Nacional de Cultura.

En toda Latinoamérica la obra de Ribeyro ocupa un lugar sumamente relevante; siendo el referente de muchos autores actuales y habiendo marcado un antes y un después en la escritura de toda esta región.

Entre las características fundamentales de su trabajo debemos señalar su interés por renovar la narrativa peruana; en su obra encontramos unas amplias descripciones en torno a la nueva sociedad limeña, lo cual permitió conocer el proceso de transición de la composición social de esta ciudad de forma clara; y el efecto que la modernización traería sobre ella.

Los valores literarios de Julio Ramón Ribeyro

El fracaso en sus personajes

El elemento o la característica que jamás falta en sus cuentos es el fracaso, o mejor dicho, la certeza que tienen sus personajes de que han fracasado siquiera antes de intentar alcanzar sus sueños. La mayoría de ellos son individuos de desean más de lo que tienen pero que se enfrentan una y otra vez con un entorno poco propicio para los sueños y para el cambio; una sociedad segmentada donde las reglas están marcadas y señaladas a fuego y nadie puede escapar de su «deber», para mantener así la coherencia social.

Uno de los autores que deslumbró a Ribeyro y de lo cual da buena cuenta en su escritura fue Guy de Maupassant. A partir de ese amor literario, Ribeyro comenzó a desarrollar una creación que se diferenció de la de sus contemporáneos, quienes intentaron nuevas formas estructurales y se apoyaron en un lenguaje más moderno.

En su caso, Ribeyro se acercó a una escritura más cerca de los parámetros tradicionales, alejándose de lo experimental. No obstante, en ese conservadurismo se despliegan una serie de cuestiones sumamente novedosas y por las que este autor no debe pasarnos desapercibido.

En su escritura se nota la transición que más tarde se pudo reflejar en casi toda la literatura peruana; transición que consistió en el abandono de la narrativa indigenista o campesina, para adoptar una escritura urbana, más cerca de los modelos externos que de las tradiciones orales del Perú.

Los valores literarios de Julio Ramón Ribeyro

En cuanto a sus obras de teatro se destacaron por ser totalmente discursivas y construirse a partir de los diálogos y no de la acción. Y es que a Ribeyro siempre le interesó especialmente el uso de la palabra en los diferentes ámbitos y las posibilidades que el habla cotidiana ofrecía para la construcción literaria.

Los moribundos

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Entre los valores presentes en las historias de Ribeyro cabe mencionar su deseo de erradicar sentimientos de patriotismo y otros esnobismos. El autor deseaba una Perú limpia y libre de esas tendencias que no hacían más que traer sangre y dolor al territorio. Esta forma de pensar se ve claramente reflejada en el relato «Los moribundos«, que les recomiendo profundamente.

Esta historia se ambienta durante la guerra de frontera entre Ecuador y Perú. El narrador nos cuenta en primera persona que vive en un pueblo pequeño; cada tarde ve llegar camiones que transportan a los soldados que han sido heridos durante la batalla, y en el mismo vehículo cuerpos ya inertes: los primeros son dejados en los hospitales para que reciban la atención que necesitan; los otros, son llevados al cementerio donde se les da santa sepultura.

Durante semanas el mismo ciclo hasta que llega un momento en el que los hospitales, las escuelas y las iglesias se encuentran atiborradas de herido y entonces los nuevos contingentes deben ser llevardos a los domicilios particulares. A la casa del protagonista llegan dos hombres: uno ecuatoriano y uno peruano. A partir de ese hecho se desarrolla toda una sutil argumentación contra los sentimientos patrióticos y el daño que pueden provocar en la sociedad: dividiendo a las personas y convenciéndolas de que todo lo que no sea «nuestro» no vale la pena y es despreciable. Este relato tiene un remate fantástico, y no quiero hablar más de él para no ser aguafiestas 😉 ¡Corran a leerlo!

Sin lugar a dudas, la obra de Ribeyro es fundamental para comprender la literatura latinoamericana.  Además, seguramente, nos aporta muchísimos valores estéticos y humanos que no podemos dejar al margen de nuestra escritura si deseamos construir algo valioso.

Los valores literarios de Julio Ramón Ribeyro

Comentarios1

  • Rapsodico

    Vaya frase maravillosa la de Julio Ramón. La anoto como idea para arrancar lo que salga ;). Abrazote, Tes.



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