Malcom Lowry: El genio y la botella

Malcom Lowry: El genio y la botellaHace unos días se cumplía el 107 aniversario del nacimiento de un poeta ineludible del siglo pasado, Malcolm Lowry. Viendo que todavía no le he dedicado protagonismo en el ciclo de literatura y alcohol he estado trabajando en estos días para remendar este fallo, sin duda Lowry es inseparable de la literatura beoda y hay en su obra una interesante mirada al binomio que puede permitirnos no sólo comprender sus obsesiones sino la de muchos otros autores.

Lowry, el genio vagamundo

El genio de Lowry era imparable, sin embargo sus autoexigencias y la tendencia a los excesos lo convirtieron pronto en un escritor temeroso, incapaz de concluir sus proyectos e imbuido en un ciclo de autodestrucción que le hizo perder su mejores oportunidades y le volvió un inepto para mantener relaciones sanas con el mundo. Pese a ello, de las pocas obras que publicó, casi todas fueron alabadas y encasilladas entre los grandes títulos de su época. ¿Qué habría sido de Lowry sin esa herida misteriosa que le volvió tan extraño y nocivo incluso para si mismo? Sobre esta pregunta gira mi obsesión con este autor.

Pese a haber nacido en una familia acomodada, con todo el futuro por delante, Lowry no quiso un destino quieto, y cuando acabó el bachillerato comenzó a experimentar una vida llena de viajes y aventuras, en la que literatura y alcohol se dieron la mano para incitarlo a poner en palabras obras que lo desvelarían como uno de las grandes autores del siglo XX. Un viaje que no terminaría jamás y que le llevaría a descubrir diferentes puntos de Europa y Asia e incluso a atravesar el océano rumbo a América.

En ese largo e interminable viaje conoció a Dylan Thomas, que sería uno de sus contemporáneos más cercano. También fruto de ese deambular fue su primer matrimonio con la ex actriz Jan Gabrial, quien lo ayudaría a convertirse en guionista de Hollywood. No obstante, esta relación como todas las que mantuvo Lowry en su vida no terminaría bien: idas y vueltas, marchas y dobleces en los que el alcohol le arrebataría su buen juicio para buscar una vida feliz.

Lowry jamás se recuperó de esa primera relación, la que intentó arreglar una y otra vez sin conseguirlo, y aunque volvió a casarse, su mente y sus emociones no estaban hechos para el duro trabajo que exigen las relaciones humanas. Finalmente, falleció en 1957, a causa de una fuerte borrachera que supo mezclar con altas dosis de antidepresivos. Dejó muchísimas obras inconclusas y una huella indeleble en la literatura de su tiempo.

Malcom Lowry: El genio y la botella

Tristeza, soledad y alcoholismo

«Bajo el volcán» es sin duda la obra maestra de Lowry y un libro que todos deberíamos leer. En ella hay muchos guiños autobiográficos y experiencias dolorosas que Lowry supo transfigurar con elementos simbólicos, lo cual puede dar buena cuenta de la inmensa imaginación que poseía. En ella nos encontramos con Goefrey Fimin, un exdiplomático británico que reside en Cuernavaca abocado al alcoholismo con total ahínco. Un hombre casado pero solitario, al que la muerte y el alcohol atormentan de forma pareja. La forma en la que Lowry consigue retratar la imagen del alcohólico es de una precisión impresionante; en él, el lirismo adquiere toques fascinantes gracias a esa conexión autobiográfica con su personaje y vuelve sin duda este libro una joya indispensable de la literatura anglosajona.

Al leer a Lowry el miedo y la tristeza se sobreponen. Es imposible ver de una al escritor, antes aparece el hombre corrompido, tímido y destrozado por la obsesión. Esta mirada a su mundo si bien por un lado puede ser sumamente enriquecedora, te deja una desolación de la que te cuesta muchísimo desprenderte.

En Lowry el alcohol funciona como estimulante para la escritura, pero hay mucho más. No se trata de una medialuna, sino de un círculo. El alcohol está antes que la escritura, y detrás un hombre exigiendo atención, buscando la forma de gritar, de sobreponerse al miedo, a la autodestrucción, a la soledad… pero sin conseguirlo. Difícilmente exista un escritor más aturdido por sus demonios y más frustrado consigo mismo por su adicción, y que, a la vez haya pintado en esos estados de borrachera las mejores imágenes de la literatura de su tiempo. ¡No dejen de leerlo, por favor!

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Malcom Lowry: El genio y la botella

Otros autores que han aparecido en este ciclo son: Ernest Hemingway, Oscar Wilde, Elizabeth Bishop, Shirley Jackson y Anne Sexton.

 



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