Muchos son los escritores que han existido, existen y existirán. Y todos ellos tienen algo en común: sueñan con vivir de su obra. Es más, incluso con lograr el reconocimiento tanto de la crítica como del público.
Un elevado porcentaje de esas plumas logran hacer realidad ese anhelo y así triunfan, disfrutando de lo conseguido. No obstante, no podemos pasar por alto que, a lo largo de la historia, hay determinados autores que no han tenido esa suerte. Nos estamos refiriendo que no pudieron gozar de ese éxito porque ese les llegó después de morir.
En concreto, estos son algunos de los más notables ejemplos:
Stieg Larsson (1954 – 2004)
Un infarto agudo de miocardio acabó con la vida de este escritor, lo hizo justo un año antes de que la primera novela de su trilogía Millenium, Los hombres que no amaban a las mujeres (2005), se convirtiera en un verdadero fenómeno internacional.
Antes de fallecer había entregado ya a su editor las otras dos partes de la saga, La chica que soñaba con una cerilla y un bidón de gasolina (2006) y La reina en el palacio de las corrientes de aire (2007). Precisamente gracias a eso pudieron ver la luz e incrementar el boom y las superventas que supusieron la serie. Es más, hasta tal punto llegó el éxito que la misma fue llevada al cine e incluso la editorial contrató a otro autor (David Lagercrantz) para que diera forma a otras tres novelas que la continuaran.
Federico García Lorca (1898 – 1936)
Cuando este autor granadino fue asesinado por el bando sublevado a comienzos de la Guerra Civil española es cierto que ya contaba con cierto prestigio como poeta. Era reconocido no solo en España sino también fuera del país. Sin embargo, fue después de su muerte cuando su figura consiguió más trascendencia internacional e incluso cuando logró que algunas de sus obras de teatro se convirtieran en grandes éxitos. Este sería el caso, por ejemplo, de La casa de Bernarda Alba (1936).
Herman Melville (1819 – 1891)
Sin lugar a dudas, la obra más importante de su carrera fue Moby Dick (1851), que actualmente es un clásico del género de aventuras. En escribirla él invirtió algo más de un año y medio. Sin embargo, cuando dicha novela se publicó fue un verdadero desastre. En concreto, fracasó a nivel comercial y recibió críticas feroces.
Así, al igual que los otros escritores ya citados, Melville logró el éxito con aquella después de muerto. Cuando dio comienzo el siglo XX fue cuando ese libro empezó a experimentar un gran auge, numerosas alabanzas y buenísimos comentarios que han hecho que hoy, como ya hemos expuesto, sea un referente.
Estos son algunos de los autores que no pudieron disfrutar del éxito merecido en vida. No obstante, entre esos también se encuentran Anna Frank, Franz Kafka, Emily Dickinson, John Kennedy Toole o incluso el mismísimo Miguel de Cervantes. Este último, en concreto, no pudo ser testigo de cómo su novela Don Quijote de la Mancha (1605) se convertía en una de las mejores novelas de la historia y en un referente de la literatura universal de todos los tiempos.
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