Curiosidades sobre La Celestina

Una de las más grandes obras de la literatura española de todos los tiempos es, de manera incuestionable, la obra La Celestina (1499) o Tragicomedia de Calisto y Melibea. Fernando de Rojas, un bachiller nacido en La Puebla de Montalbán, es el autor de la misma, que se ha convertido en un clásico y que ha suscitado numerosas controversias.

Mucho se ha hablado de ella, se ha adaptado tanto al cine como al teatro y todos creemos conocerla a fondo, pero no es así. Existen curiosidades y particularidades que merece la pena descubrir, tales como estas:

Una de las principales cuestiones que ha suscitado numerosos debates y teorías es la autoría de la obra. Así, aunque ahora se establece que fue Fernando de Rojas su creador, han surgido distintos enfoques. En concreto, nos topamos con el que establece que el primer acto pertenece a un autor diferente, atribuyéndose a Juan de Mena o Rodrigo Cota. Luego están quienes consideran que es fruto del trabajo de dos escritores e incluso de tres.
En las ediciones más antiguas aparecía sin autor. No fue hasta el año 1632 cuando se publicó con el del citado de Rojas que, parece ser, se sirvió de una comedia inacabada de autoría desconocida para escribir la suya.
El inicio del éxito que consiguió en España se produjo en el siglo XVI.
En el año 1792 fue prohibida. No obstante, durante años atrás ya había sido atacada contundentemente. Así, el humanista Luis de Vives desaconsejó su lectura y a partir de 1632 fue introducida en el famoso Índice de Libros Prohibidos de la Inquisición Española. Durante este tiempo y hasta el año de su prohibición lo que se hizo fue censurar varios de sus pasajes.
El hecho de que todos la conozcamos como La Celestina es debido a que así se dio en subtitular en su traducción italiana de 1519, realizada por Cesare Arrivabene. A partir de ahí se extendió esa denominación.
Se considera que algunas de las tramas y de los personajes los creó su autor tomando como inspiración obras de Séneca, Ovidio o Plutarco. Eso sin olvidar a Francesco Petrarca, Vergerio o Giovanni Boccaccio.
Hasta tal punto ha llegado a calar el personaje de Celestina, que hoy usamos ese término para referirnos a una alcahueta o a alguien que se entromete entre dos personas para conseguir que inicien una relación amorosa.
Los estudios de la obra han venido a dejar patente que todas las figuras que aparecen en la misma tienen algo en común. Sí, comparten rasgos de personalidad tales como el egoísmo y el individualismo.
La influencia de esta tragicomedia en autores contemporáneos y posteriores es innegable. Buena muestra de eso es, por ejemplo, que Pedro Calderón de la Barca escribió una obra titulada Celestina. Desafortunadamente la misma no se ha conseguido conservar. Y eso sin pasar por alto que Alonso Jerónimo de Salas Barbadillo le dio forma a La hija de Celestina (1612).
Numerosas son las adaptaciones que ha tenido esta historia de Calisto y Melibea. Así, se ha llevado al teatro, ha llegado al cine y también a la radio y a la televisión. De la misma manera, ha inspirado una ópera y ha permitido desarrollar varios ballets.
Esta obra inspiró incluso al mismísimo Pablo Picasso. Este realizó una pintura en el año 1904 titulada “La Celestina”.