Cuatro ciudades a través de la literatura

 
 
 
Viajar a través de los libros es una buena forma de afrontar en estos tiempos de quietud (o inquietud), el movimiento.

En el artículo de hoy veremos cuatro ciudades reimaginadas desde la obra de sus autores. Aunque son ciudades reales, a lo largo de las páginas creadas por estos autores y autoras, podremos vislumbrar una parte escondida de estos lugares, que las convierte en ciudades-mito, capaces de pegarse para siempre en nuestra memoria.

¿Viajamos?
 
 
 

La Málaga de Antonio Soler

En toda la obra de Antonio Soler, su ciudad, Málaga, ocupa un papel protagónico. Pero seguramente su novela más reciente, «Sur», es la que nos permite apreciar el trabajo estético que ha ido trazando con el correr de los años este maravilloso novelista.

La Málaga de Soler tiene mucho de la real. Algunos barrios precisos, la temperatura de su verano y ciertos monumentos históricos. Sin embargo, a poco que la visitas es completamente distinta. Está dibujada de una forma estética y poética, y hay un velo de melancolía que tiñe cada uno de sus rincones.

En la novela «Sur» visitamos esta ciudad a través de una narración coral donde numerosos personajes nos muestran las calles de esta ciudad desde su propia perspectiva. Es como si pudiéramos mirarla desde muy arriba, pero sin perder la precisión del detalle. La vida cotidiana en esta Málaga es verdaderamente literaria. No creo que nadie puede mostrarnos y llevarnos de la mano por esta ciudad de una manera más dichosa.

La Toledo de Inma Chacón

Al leer a Inma Chacón podemos descubrir una Toledo donde se entremezclan ideas, emociones y espacios atravesados por el paso del tiempo. No creo que encontremos esta ciudad cuando lleguemos a este rincón de Castilla-La Mancha.

La obra de Chacón se caracteriza por una observación histórica de la vida de las mujeres. En muchas de sus novelas podemos descubrir personajes de otro tiempo que han vivido y amado y que son ficcionados a través de la narrativa de esta autora pacense.

En su novela «Tiempo de arena» la Toledo que aparece es la de principios del siglo XX; y podemos habitarla a través de las páginas, conociendo las características de algunos de sus rincones icónicos pero desde el pasado. No es la primera vez que Chacón trabaja sobre este escenario, ya lo hizo en su novela «La princesa india»; aunque en esa ocasión el tiempo visitado fue el siglo XVI.

La Salamanca de Margarita Torres

Y si pensamos en viajes históricos, quizá podríamos mencionar a Margarita Torres que nos lleva a Salamanca en su novela «La cátedra de la calavera».

En esta novela paseamos por las calles de esta ciudad mientras la reina Isabel la Católica, procura que la Universidad de Salamanca adquiera prestigio internacional. Pero algo sucede: una serie de asesinatos pondrán en duda la buena fe de la burguesía. Asesinatos que tienen de por medio a la Inquisición y en los que la Corona no tiene precisamente las manos limpias.

Con un manejo adecuado de la tensión, Margarita Torres consigue llevarnos de la mano por una Salamanca distinta, y nos invita a mirar esta ciudad desde otra perspectiva.

La Londres de Virginia Woolf

Cualquiera que haya leído a la Woolf y haya visitado su ciudad, Londres, sabe que la realidad no le hace justicia a lo leído. En la obra de Woolf, Londres adquiere características extraordinarias.

Pienso en sus diarios, por ejemplos, en los que Virginia sale a pasear y va contando lo que ve; las orillas del Thames, los parques, las calles empedradas. Todo eso nos sirve para ubicarnos en una ciudad literaria de características de cuento. ¿Quién no va a desear vivir ahí, ver lo que Virginia ve?

Leer a la Woolf es viajar a esa ciudad en la que ella amó, sufrió, escribió y buscó un cuarto propio para todas nosotras. Sin duda, la suya es la Londres del feminismo y de las posibilidades. Que nadie deje de viajar a ella.

Muchos escritores y escritoras han escogido ciudades específicas para centrar sus novelas o, en algunos casos, gran parte de sus obras. Sin duda, aprender a mirar estos lugares desde el velo de la literatura, desde la colorida magia que imprime lo literario es una manera exquisita de viajar. ¿Y por qué no hacerlo y disfrutar del movimiento en estos tiempos de quietud impuesta? ¿Viajamos?



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