«Carmilla», de Joseph Sheridan Le Fanu

En 1872 Joseph Sheridan Le Fanu publicó «Carmilla» un libro que marcaría un antes y un después en la literatura y que sería fundamental para que Bram Stoker escribiera años más tarde el «Drácula». Hoy en nuestro desván de los libros perdidos revisamos esta maravillosa obra, adelantada a su tiempo e incluso también al nuestro.

Una historia de vampiros con romanticismo lésbico

En esta obra nos encontramos con un personaje femenino muy potente. Se llama Laura y va contando cómo su vida cambia para siempre una tarde; y pasa de una rutina normal a una vida llena de espanto y desconcierto a raíz de la aparición de un extraño personaje, Carmilla, una joven vampiresa que parece tener un comportamiento obsesivo hacia Laura.

La historia se desarrolla en un castillo ubicado en Austria, alejado de toda urbanización. Allí vive Laura con su padre y unos pocos criados. Su vida ha sido aparentemente normal pero un día comienza a tener extraños recuerdos: se ve de pequeña en brazos de una joven desconocida y sintiendo dos agujas que atraviesan su cuello. Ese recuerdo recuperado viene acompañado de una serie de sucesos extraños. El más significativo ocurre cuando un carruaje vuelca en la puerta del castillo. En él viajan una mujer y su hija. La niña queda inconsciente y como la madre debe continuar su viaje la joven se queda en el castillo hasta que ésta pueda venir a buscarla. Laura y la joven, llamada Carmilla, se hacen grandes amigas y disfrutan mucho del tiempo estando juntas. No obstante, al poco tiempo Laura comenzará a notar un extraño comportamiento en su huésped.

Con este comienzo intenso y rotundo se abre ante nosotros una historia llena de suspense que se acerca más a una novela policíaca invadida de romanticismo que a un libro de terror propiamente dicho. La escritura de Le Fanu nos va llevando sin remedio a disfrutar de principio a fin de esta historia, sin poder abandonarla: hace un manejo perfecto de la tensión aprovechando momentos de calma, para dar el gran asalto en los momentos claves.

Seguramente una de las cosas más destacables de esta obra es el erotismo lésbico que se esconde en esa relación curiosa que se entabla entre Laura y Carmilla. Por supuesto se encuentra planteado con una gran sutileza, debido a los tabúes evidentes de la época en la que fue escrita esta historia. Este elemento tan característico parece incluso adelantado a nuestro tiempo actual.

Antes de Drácula estuvo Carmilla

En esta obra nos encontramos con elementos característicos del terror gótico donde se destaca el estereotipo del vampiro y la actitud horrorizada de las personas frente a los sucesos paranormales; la incapacidad de aceptar como cierto aquello que habita detrás de las sombras.

Esta obra es considerada como una de las primeras historias de vampiro que se han publicado. Desde «Drácula» de Bram Stoker, que se encuentra fuertemente inspirada en esta obra de Sheridan Le Fanu, casi todos los relatos de vampiros se apoyan en la estructura impuesta por «Carmilla» (ataque, muerte y resurrección, caza y destrucción). Pero tampoco Carmilla fue la primera; su innegable punto de partida en la Condesa Sangrienta Elizabeth Báthory sirve al autor no sólo para describir las características de Carmilla sino también del ambiente; para dar color a esta obra llena de sangre, de romanticismo y de pasión vital.

Es curioso que al reconocido Drácula le haya precedido una vampiresa o mujer vampiro y que él se haya vuelto más popular que ella, ¿verdad? Así las cosas en este mundo literario.

No dejen de leer esta preciosa obra y anímense a acercarse a otros títulos que hemos rescatado en nuestro desván de los libros perdidos: «La noche», de Francisco Tario, «La cara del miedo», de Nikolaj Fröbenius y «Cuando Lugones conoció el amor», de María Inés Cárdenas de Monner Sans.