«Buenos días, tristeza», de Françoise Sagan

"Buenos días, tristeza", de Françoise SaganLeer nos proporciona no sólo placer en el momento en el que estamos abocados a esta actividad sino a largo plazo; porque al recordar nuestras lecturas podemos pensar, sentir, revivir emociones que tuvieron lugar mientras nos hallábamos inmersos en ella. Además, leer nos proporciona más tiempo: porque somos capaces de vivir en varias épocas, situaciones y cuerpos a la vez y así, duplicamos el valor del tiempo que nos queda. Por todo eso, porque leer es sin duda una de las mejores regalos que nos ofrece la vida, he querido comenzar la semana con otro título para el desván de los libros perdidos. Se trata de «Buenos días, tristeza», de Françoise Sagan, una novela que les recomiendo muchísimo.

La historia de Cécile

Esta novela podría catalogarse dentro de las historias de familia que saben combinar perfectamente el drama, la ternura y la reflexión. En ella se narra la relación entre Cécile y su padre, dos personajes muy particulares: él, viudo cuarentón y despreocupado de la vida; ella, una joven que disfruta muchísimo de la vida fácil y placentera. En lo que respecta al lazo, mantienen una complicidad inalterable; que se nutre de hermosos paseos por el campo y una vida familiar sumamente sencilla y armoniosa que saben combinar con salidas nocturnas y fiesta.

El gran conflicto se introduce en la casa cuando llega Anne, una mujer del pasado que tiene la edad del padre y una gran capacidad para hacerse entender; además, es sumamente inteligente y organizada, lo cual rompe con el estilo de vida al que están acostumbrados padre e hija. Al principio todo irá bien pero pronto Cécile comenzará a sentir que la llegada de Anne ha comenzado a enturbiar la estrecha relación que mantenía antes con su padre y buscará la forma de eliminarla de sus vidas. Por su parte, Raimundo, el padre, se enamora ciegamente de Anne y hará lo posible por construir junto a ella una familia.

Y junto con Anne, entrará en la casa la tristeza, que se abrazará al espíritu de la niña y la llevará a pensar y hacer cosas extrañas a los ojos de su padre y que terminarán alejándola de él.

«Buenos días, tristeza» se halla narrada en primera persona, por Cécile. Uno de los aspectos más interesante de la narración es la forma en la que se va transformando la mirada de Cécile sobre el mundo y sobre sí misma, lo cual se puede percibir a través del lenguaje que utiliza a lo largo de la novela. La paz del principio se va ensombreciendo hasta dar lugar a la aparición de una joven en un estado de crispación constante a quien sólo le interesa una cosa: derrocar a la intrusa y recuperar su tesoro perdido.

Cabe mencionar que Cécile convive con dos emociones contradictorias: por un lado admira y se siente bien ante la presencia de Anne porque se preocupa por ella como lo haría una madre y parece intentar llevar paz a la familia. Por el otro, ve amenazada esa vida despreocupada que lleva junto a su padre y no está dispuesta a perderla. Entre estas dos ideas se debate y son ellas las que van impulsando el hilo de su narración e invitándonos al universo emocional de la joven Cécile.

"Buenos días, tristeza", de Françoise Sagan

El fin de la buena vida

Françoise Sagan es una de las escritoras francesas más famosas del siglo XX; algunos críticos la han incluido en la Generación de Nouvelle Vague, aunque no todas sus obras corren en la misma línea. Entre sus principales referencias se encontraron Sartre, Proust, Camus, Éluard y Rimbaud, de quienes también escribió ensayos y en torno a los cuales construyó algunos de sus personajes principales.

Uno de los elementos que aparece de forma reiterativa en su obra son personajes que llevan una buena vida, ambientes donde el mar y las playas ocupan un sitio predominante y reflexiones en torno a un estilo de vida burgués del que gozó la autora y contra el que también se rebeló.

Si bien a simple vista «Buenos días, tristeza» puede leerse como una novela curiosa donde se cuentan los cambiantes aspectos de la relación de una niña con su padre, cabe también una lectura más amplia en la que distinguir el fin de la infancia y las consecuencias que esto tiene en la mentalidad de una criatura. Podría ser por tanto también una novela de iniciación rotunda, que cualquier amante de la buena literatura debería leer.

Sin duda Françoise Sagan es una autora ineludible de la literatura del siglo pasado, por eso no podía faltar en nuestro desván de los libros perdidos. ¡No dejen de leerla!

"Buenos días, tristeza", de Françoise Sagan



Debes estar registrad@ para poder comentar. Inicia sesión o Regístrate.