Brasil-Francia, en poesía

Ayer inauguramos esta idea de realizar partidos poéticos, con el partido entre Argentina y Alemania.

No olviden dejar a su favorito en los comentarios, tanto a nivel futbolístico como en esta batalla de poesía.

Hoy elegimos el partido Brasil-Francia.

Estará representando a la verde-amarella Carlos Drummond de Andrade mientras que por Francia estará Charles Baudelaire.

Los poemas de Carlos Drummond de Andrade:

Aniversario

¿Un verso para salvarte
del olvido sobre la tierra?
Si es en mí que estás olvidada,
el verso recordaría apenas
esta fuerza de olvido,
mientras la vida, sin memoria,
vaga atmósfera, se condensa
en la pequeña caja donde vives
como los muertos saben vivir.

Letanía de la huerta

Huerta de los repollos, huerta del jiló
huerta de la lectura, huerta del pecado,
huerta de la evasión, huerta del remordimiento,
huerta del escaramujo y del sapo y del pedazo
de cuenco de color guardado por el recuerdo,
huerta de acostarme en el suelo a poseer la tierra,
y de poseer el cielo, cuando la tierra me cansa.

Liquidación

La casa fue vendida con todos los recuerdos
todos los muebles todas las pesadillas
todos los pecados que se cometieron en vida
o por cometer.
La casa fue vendida con sus golpes en la puerta
con su viento acanalado su vista del mundo
sus imponderables
por veinte, veinte contos.

Nota social

El poeta llega a la estación.
El poeta desciende.
El poeta toma un auto.
El poeta va para el hotel.
Y mientras hace eso
como cualquier hombre de la tierra,
una ovación lo persigue
hecha algarabía.
Banderolas
que despliegan sus alas.
Bandas de música. Cohetes.
Discursos. Gente con sombreros de paja.
Cámaras fotográficas disparadas.
Automóviles inmóviles.
Bravos…
El poeta está melancólico.

En un árbol del paseo público
(gestión de la actual administración)
árbol grueso, prisionero
de anuncios en colores,
árbol banal, árbol que nadie ve,
canta una cigarra.
Canta una cigarra que nadie oye
un himno que nadie aplaude.
Canta, bajo un sol terrible.
El poeta entra en el elevador
el poeta sube
el poeta se encierra en su cuarto.

El poeta está melancólico.

___

El turno de Charles Baudelaire:

La fuente de sangre

Creo sentir, a veces que mi sangre en torrente
se me escapa en sollozos lo mismo que una fuente.
Oigo perfectamente su queja dolorida,
pero me palpo en vano para encontrar la herida.

Corre como si fuera regando un descampado,
y en curiosos islotes convierte el empedrado,
apagando la sed que hay en toda criatura
y tiñiendo doquiera de rojo la Natura.

A menudo también del vino he demandado
que aplaque por un día mi terror. ¡Pero el vino
torna el mirar más claro y el oido más fino.

Tampoco en el amor el olvido he encontrado:
ha sido para mí un lecho de alfileres,
hecho para saciar la sed de las mujeres.

Alegoría

Ésta es una mujer de rotunda cadera
que permite en el vino mojar su cabellera.
Las garras del amor , las mismas del granito.
Se ríe de la muerte y la depravación,
y, a pesar de su fuerte poder de destrucción,
las dos han respetado hata ahora, en verdad,
de su cuerpo alto y firme la altiva majestad.

Anda como una diosa y tiende sultana,
siente por el placer fe mahometana.
Y cuando abre los brazos, sus pechos soberanos
demanda la mirada de todos los humanos.
Ella sabe, ella sabe, ¡oh doncella infecunda!,
necesaria, no obsatante a la caterva inmunda,
que la beldad del cuerpo es un sublime don
que de cualquier infamia asegura el perdón.

Ella ignora el infierno y purgatorio ignora,
y mirará por eso, cuando le llegue la hora,
la cara de la muerte en un tan duro momento,
como un niño: sin odio sin remordimiento.

La destrucción

El demonio a mi lado acecha en tentaciones;
como un aire impalpable lo siento en torno mio;
lo respiro, lo siento quemando mis pulmones
de un culpable deseo con que, en vano, porfío.

Toma a veces la forma, sabiendo que amo el arte,
de la más seductora de todas las mujeres;
con pretextos y antojos que no hecho a mala parte
acostumbra mis labios a nefandos placeres.

Cada vez más, me aleja de la dulce mirada
de Dios, dejando mi alma jadeante, fatigada
en medio de las negras llanuras del hastío.

Y pone ante mis ojos. llenos de confisiones,
heridas entreabiertas, espantosas visiones…
la destrucción preside este corazón mio.

La muerte de los amantes

Tendremos lechos de ligeros aromas repletos,
divanes profundos como tumbas,
y flores extrañas sobre repisas,
abiertas para nosotros bajo cielos más bellos.

Usando a porfía sus últimos calores,
nuestros dos corazones serán dos amplias antorchas,
que reflejarán sus dobles luces
en nuestros espíritus, esos espejos gemelos.

Una noche mística, hecha de rosa y de azul,
intercambiaremos un rayo único,
como un largo solozo, repleto de adioses;
y más tarde un ángel, abriendo las puertas,
leal y alegre, vendrá a reanimar,
los sucios espejos y las llamas muertas.

Fin del partido. Es suya la decisión. No olviden dejar quién creen ganó la batalla poética en los comentarios.

Comentarios3

  • Gaston

    Hola!
    Me gusto lo del brasileño, pero la poesia de baudelaire es algo que ni siquiera tiene explicación. Es este ultimo quiza uno de los mejores poetas de todos los tiempos. Los últimos dos, con sus retratos de pasión y sentimientos profundos, son totalmente exquisitos

  • poesía mexicana

    Hola, felicidades por el sitio, me gustaría que visitaran mi sitio de poesía mexicana

  • benjamin garrido

    Me interesa sólo la poesia de Neruda. él se llevo todas las palabras, nos dejo
    desnudos:quedamos sin verbo ni vocal. El pizarrón quedo sin sentido.



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