La amistad de Hannah Arendt y Mary McCarthy

La amistad de Hannah Arendt y Mary McCarthy

Mujeres que han hecho historia o que han colaborado con la difusión de la historia. Mujeres que no se acobardaron frente a un mundo de hombres y de fascistas y que se atrevieron a hablar. Mujeres valientes, expresivas, intensas… Mujeres como Hannah Arendt y Mary McCarthy. Mujeres así son las que me devuelven las ganas de escribir, de leer, de latir.

Hoy voy a escribir sobre estas dos mujeres que mantuvieron una relación por correspondencia durante varios años. Estas cartas valen como una pintura fabulosa de la época. Son cartas a través de las cuales podemos acercarnos a la escritura y el pensamiento de numerosos intelectuales que compartieron décadas con estas grandes pensadoras.

Hannah una judía en Alemania

Johanna Arendt nació en Alemania en 1906. Sus padres eran judíos secularizados y durante la persecución que vivieron los judíos en la Segunda Guerra Mundial, Arendt fue perseguida e incluso encarcelada en un campo de concentración.

Por fortuna, consiguió escaparse y emigrar a Estados Unidos, donde permaneció hasta su muerte. Durante años fue apátrida . (El gobierno socialdemócrata alemán le quitó la nacionalidad y hasta que en Estados Unido no la adoptaron como ciudadana Arendt pasó un largo tiempo sin identidad legal).

Arendt se caracterizó por ser una mujer convencida de sus ideas y sus orígenes. Pese a haber nacido en Alemania decidió no renunciar a sus raíces judías aunque fuera consciente de que esto podría traerle terribles consecuencias.

La mayoría de los intelectuales que poseían raíces en común con Arendt prefirieron adoptar una postura en la que fueran capaces de convivir con el nacionalsocialismo (en algunos casos, incluso, estuvieron de acuerdo con los líderes fascistas), pero ella estaba convencida de que había que luchar activamente contra el régimen nacionalsocialista y así lo hizo.

La amistad de Hannah Arendt y Mary McCarthy

Hannah Arendt fue una mujer auténtica y una filósofa alejada de los prejuicios y las etiquetas. En cierta ocasión le preguntaron si era liberal o conservadora y ella respondió que no se sentía dentro de ningún grupo y que, de hecho, le tenía sin cuidado que la catalogaron en cualquier corriente. Solamente alguien convencido de sus ideas y que conoce sus límites es capaz de plantearse tan firme frente a las imposiciones y los ideales hegemónicos.

Con el final de la guerra Arendt regresó a Alemania, a visitar a sus amigos, a sus viejos conocidos y el panorama que percibió la dejó completamente desolada; la negación reinante en las calles la impulsó a moverse todavía más por contar esa historia que toda Europa intentaba callar pero que ella sabía (porque lo había vivido en carne propia) que era cierta y que debía contarse.

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La influencia de Arendt en la obra de McCarthy

Mary McCarthy también fue un personaje relevante de su tiempo: una de las novelistas más fascinantes del siglo pasado. Nació en Seattle el 21 de junio de 1912 y se crió en casa de unos tíos, al quedar huérfana desde pequeña. Su infancia fue un largo proceso en el que sufrió muchísimo y se vio expuesta a las injusticias de la época. Todas estas experiencias se encuentran detalladas en sus obras y nos permiten acercarnos a una autora perspicaz y astuta que supo hablar de la tristeza de una forma sutil e inteligente.

Su fama comenzó con «La compañía», una novela que generó un gran revuelo en los círculos literarios del momento. En ella Mc Carthy se presentó al mundo como una escritora crítica y con un sentido auténtico de la ironía. Después de esta obra vendrían otras como «Memorias de una joven católica», «Escrito en la pared» y «Las ideas y la novela».

La amistad de Hannah Arendt y Mary McCarthy

Entre Mary y Hannah no hay un abismo: una escribe una narrativa absolutamente filosófica e ideológica, la otra hace filosofía con un sentido de la estética fascinante que la acerca más a los grandes escritores moralistas que a los filósofos. Entre ambas hay varios puntos de cercanía: mujeres en un mundo machista, mujeres extranjeras en su propia tierra, pensadoras e incapaces de rendirse frente a un mundo de hombres.

En esta correspondencia se nota la gran necesidad que la una y la otra tienen de identificarse con la amiga: quizás un signo de soledad; esa soledad que no puede escribirse, la que está implícita en aquellos que se atreven a ir más allá de lo convencional. La soledad en ellas parece un refugio y a la vez una condena; una condena de la que intentan escapar acercándose a la otra, un hueco en el que depositar los propios pensamientos y verse reflejadas.

Pero entre ellas también había enfrentamientos; tal como lo cuenta Carol Brightman, la biógrafa de Mary: Dice que Mc Carthy cierta vez expresó que sentía piedad por Hitler porque lo veía buscando el amor en sus víctimas. La respuesta de fue contundente: ¿cómo se atrevía a hacer semejante declaración delante de ella, que sabía que había estado en un campo de concentración?

Y es que el verdadero amor sólo puede ser posible en mundos opuestos. Sentimos atracción por aquello que se aleja de nuestras propias posibilidades, de nuestros pensamientos. Queremos entender, amar lo desconocido, y por eso tendemos a reunirnos con aquellos que menos se nos parecen; quizás también por eso tendemos a sufrir tanto en nuestras relaciones.

La amistad de Hannah Arendt y Mary McCarthy

La correspondencia entre Hannah Arendt y Mary Mc Carthy

En este libro nos encontramos con una fotografía panorámica del pensamiento moral y político de aquella segunda mitad del siglo XX. Una correspondencia que comenzó cuando Hannah tenía 43 años y Mary, 37: en el año 1949 y que duraría muchos años. En esas cartas se cuentan sus problemas pero también habla de sus amigos y de sus enemigos; de aquellas personas que estaban marcando tendencia en una New York convulsa.

A través de un diálogo inteligente y simpático las dos pensadoras van construyendo (sin desearlo, imagino) la historia de una época marcada por la trágica gran guerra y las secuelas que esta dejó sobre la vida social y el pensamiento de ese siglo.

Me he propuesto escribir un artículo con mis notas sobre esta lectura porque creo que realmente es un libro que nadie debería dejar de leer y quisiera decirles claramente por qué pienso eso. Así que volveré muy pronto con estas dos autoras imprescindibles del siglo pasado.

De momento les dejo lo que dos relevantes periódicos han escrito sobre este libro:

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La amistad de Hannah Arendt y Mary McCarthy



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