La mujer y el niño

Hace unos días, cuando iba yo a una librería céntrica donde suelo comprar libros usados, encontré a una mujer andrajosa sentada sobre la vereda, con un pequeño en sus brazos.

Pedía limosna.
Se la di, y no por eso me sentí más cerca de Dios ni mejor persona. No podría yo usar nunca la desgracia, el mal pasar de mi prójimo para escalar un peldaño más que me lleve a las alturas celestiales.
La luz está en dar y nada más.
Yo sé que no se puede pasar de largo ante alguien que te extiende sus manos, convertido, como la maleza, en parte de un sitio, con la mente suspendida en vaya Dios a saber qué extraños pensamientos.
¿Quién puede conocer qué clase de existencia arrojó desde la metáfora terráquea al mendigo, a un túnel oscuro, y lo dejó convertido en una estatua callejera?
Están los otros mendigos, que se cubren el rostro. Algún defecto, una sombra, los marcó con la vergüenza. Ellos evitan la luz del sol.
Pero yo no olvido a la mujer con el niño.
Era un pequeño de ojos vivaces, de pelo castaño hecho rulos, sano él, que tenía una mandarina vieja en sus manos pequeñas.
Era hermoso, y su piel era fresca, y un pequeño parpadeo de alegría le subía a sus ojos cuando pasaba algún transeúnte.
Ah…, pero los transeúntes van siempre tan apurados como si los siguiera un reloj gigante y monstruoso.
Todo en ellos es apremio por llegar, y hacer algo, y girar sobre sus pasos, y volver a salir.
Antes la vida era tan libre, tan suelta de ganas de charlar, y preguntar cómo estaba la familia y qué hacían don Pepito y don José.
Ahora los transeúntes se han convertido en trenes.
Llevan un aire ansioso en el rostro, y pasan, y parecen estar disconformes con la calle y las bocinas de los autos, y pisan las flores que son esos niños, como aquel que vi, que era un verdadero pedazo de sol.
Yo quería saber el nombre del chico.
Y me acerqué a la mujer y le pregunté.
Y ella me habló muy despacio. Y me dijo, como quien habla sola, que estaba enferma, y tenía que alimentar al pequeño.
¿Qué alimentos comerá aquel niño de ojos pícaros, de cabello castaño?
Pensé en frutas nobles, ricas en vitaminas, y el corazón se me encogió.
Y tuve una bronca momentánea contra los ricos que hablando, conversando sobre los temas de los más variados matices, llevan a la boca manjares: mejillones, ostras, caviar, frutas pulposas y caras. Bocados que ese niño nunca probará.
Porque para él la comida es lo que no alimenta al cuerpo ni da fuerzas a sus músculos para que crezca sano y fuerte como los demás niños.
Ah… la mendicidad.
Ah… tener que pedir qué comer.
Y la gente que escatima sus billetes. Y los políticos que se van de lenguas hablando, prometiendo un futuro mejor y más digno para todos los habitantes del Paraguay.
Yo pienso en ese niño.
Y me parece que veo sus ojos llenos de chispa.
Y quisiera modificar la realidad del país.
Todo es posible, me digo.
Ah…, niño de grandes y luminosos ojos.

Comentarios7

  • Scherzo

    Si hay algo en lo cual nos parecemos los países, es en la pobreza. Aquí en Perú la situación es totalmente análoga -o peor aún- más extrema que la anteriormente descrita.
    Felicito a la autora primordialmente. Ser consciente de la realidad es un primer y gigantesco paso en esta nefasta humanidad.
    No digo nada más, no quisiera extenderme. Pero recalco nuevamente que me sorprende la similitud de los casos en Paraguay y en Perú.
    Realmente parece que la autora estuviera describiendo las ciscunstancias peruanas. No pertenezco a la clase alta -me suscita aversión de tan sólo pensarlo- pero no por eso desdeño a la clase ínfima. Empero, ¿ínfima por qué? Porque nosotros así lo decretamos.

    Comparto un pan con un mendigo, comparto mi pobreza. Sin embargo cavilo y detesto cada día más no poder ayudar con algo más que un menudo y agrio pan.

    Saludos a la autora desde este sombrío recoveco: Lima, Perú.

    • Delfina Acosta

      GRACIAS POR TUS PALABRAS.
      LOS PAÍSES POBRES NOS MUESTRASN EL LADO SANGRANTE DE LA HUMANIDAD.
      LOS MENDIGOS SON NUESTROS HERMANOS. SCHERZO, TIENES UN PENSAMIENTO GENEROSO.
      UN ABRAZO.
      DELFINA ACOSTA

    • tania ortiz

      Es una dura y cruda realidad, la cual vivimos a menudo en el mundo entero, pero tambien tenemos que aceptar que hay gente muy floja que no desea salir adelante y se vale de criaturas para pedir y vivir el dia, yo quisiera que en el mundo hubieran muchas empresas que le dieran trabajo a la gente para que asi no pasaran necesidades ni ellos ni sus hijos, aqui en mi pais no estoy de acuerdo con las casas alimentarias que supuestamente eran para ancianos y dia a dia vemos mucha gente joven que puede trabajar y se conforman con ir a buscar la comida en esas casas alimentarias, eso deberia existir solo para los ancianos y a las demas personas deberia el gobierno y las empresas privadas montar grandes fabricas y almacenes para mas fuentes de trabajo y asi la gente se gane con esfuerzo propio el pan de cada dia y aprendan a valorar, apreciar y disfrutar el don que nos dio mi DIOS la vida.

    • Delfina Acosta

      EXCELENTES PALABRAS, TANIA.
      MUCHAS VECES LAS BUENAS INICIATIVAS SE DEGENERAN.
      UN ABRAZO GRANDE. Y MUCHAS GRACIAS POR LEERME. SIMPLEMENTE ME DESTROZA LA IMAGEN DE UN MENDIGO. Y CUANDO EL MENDICANTE ES NIÑO, PEOR.

    • FLOR MAGALY

      MUY BONITAS TUS PALABRAS Y KLARO TODA UNA REALIDAD


      PERO COMO DICES HAY MUCHA GENTE RICA KE DESPERDICIA SU DINERO EN TONTERIAS PERO SABES ELLOS NO SE DAN CUENTA KE CUANDO UNO SE VA DE ESTE MUNDO NI TODO EL DINERO LES SIRVE PARA PAGAR LA GLORIA DEL CIELO Y NO SOLO LOS RICOS HAY GENTE DE TODA CLASE KE NI SI KIERA SE TOMA LA MOLESTIA DE SABES SI ESA GENTE O ESOS NIÑOS COMEN PERO SABES ESA ES LA CRUDA REALIDAD Y TENEMOS TODOS KE HACER ALGO PARA CAMBIARLO Y GRACIAS X DELEITARNOS CON TUS PALABRAS ESTA MUY BONITO Y TRISTE

      • Delfina Acosta

        GRACIAS POR TUS PALABRAS, FLOR.
        LA REALIDAD DEL HAMBRE ES UN TEMA INDIFERENTE PARA LOS EGOÍSTAS DE CORAZÓN.

      • isapoema

        Ya echaba de menos algun escrito tuyo.
        Aqui, en España, está prohibido mendigar con niños.
        Todavía hay quien lo hace, pero debería estar prohibido en todo el mundo.
        Debería estar prohibido que los niños sufrieran cualquier tristeza.
        Lástima de mundo en que vivimos. Lástima no poder cambiarlo y tener que conformarnos con leer a quien denuncia.
        Son los niños lo mas grande de este mundo.
        Me ha gustado, saludos.

        • Delfina Acosta

          GRACIAS POR ECHARME DE MENOS.
          ME GUSTA TU FRASE: DEBERÍA ESTAR PROHIBIDO QUE LOS NIÑOS SUFRIERAN TRISTEZA.
          UN ABRAZO.
          DELFINA ACOSTA

        • Amaglis

          QUIERO DECIRTE Q MIENTRAS LEIA TU PUBLICACION, UN NUDO SE FORMO EN MI GARGANTA Y MI MENTE VIAJO AL ESCENARIO AQUEL Q VIERON TUS OJOS, IMAGINANDO A LA MUJER Y AL NIÑO... Y SI. ME REFLEJE EN TUS PALABRAS XQ TAMBIEN HE VIVIDO SITUACIONES AQUI EN MI PAIS, EN MI REGION; Y COMPARTI TUS SENTIMIENTOS DE FRUSTRACION IMPOTENCIA Y TRISTEZA POR ESAS PERSONAS A LOS QUE SOLO UNOS POCOS COMO TU Y YO SE DETIENEN A SALUDAR. SI FUESEMOS MAS LAS PERSONAS Q PENSARAMOS ASI, LOS MENDIGOS SERIAN POCOS O ESTARIAN EN MEJORES CONDICIONES. PERO LAMENTABLEMENTE EL MATERIALISMO Y LA AVARICIA NO LE PERMITE AL SER HUMANO, SER UN POCO MAS HUMANO!!! LAMENTABLE Y TRISTE. POR MI PARTE YO, CUANDO PRESENCIO ESA SITUACION, DOY LO MEJOR DE MI Y TRATO DE SER LO MAS HUMANA POSIBLE.
          ME GUSTO MUCHO TODO LO Q ESCRIBISTE.
          SALUDOS DESDE VENEZUELA

          • Delfina Acosta

            AMAGLIS. GRACIAS POR TU SENSIBILIDAD.
            CON GENTE MÁS SENSIBLE Y MÁS DESPRENDIDA SE PODRÍA HACER UN MUNDO MEJOR.
            UN ABRAZO.

          • Elsy Alpire Vaca

            Muy buen artrículo Delfina, pues abordas un tema que preocupa mayormente a nosotras las mujeres!!! Ya sabemos que hay inifinidad de inocentes que no saben hasta cuando podrán vivir, pues que las condiciones de sus carencias cada día crecen más, pero crecen precisamente por las imposibilidades que tienen las mujeres jóvenes para aprender que antes de dar a luz a un nilo debe ser conciente de sus limitaciones, entonces, lo que falla ahí son las políticas educativas de los estados que no ayudan a que las mujeres se instruyan, se forman adecuada y oportunamente; en mi criterio ese es el meollo de la cosa. Mientras no haya conciencia en las mujeres la situación no cambiará. Gracias por abordar el tema.



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