Íbamos mis vecinos y yo al cementerio, a menudo, durante la siesta.
En casa ya sabían que si estaba ausente, andaba por el camposanto, y se quedaban lo más tranquilos.
Si pudiéramos profanar las tumbas, lo haríamos, pues se hallaba en nuestra naturaleza el hábito salvaje. No éramos más superiores, finalmente, que los gatos monteses.
Pero los panteones estaban a salvo de nuestros ...
Yo solía tener un diario. La necesidad de escribir mis abismos sin fondo me vino después de leer el diario de Ana Frank.
A veces, nada de cuanto me pasaba, anotaba. Insistía sobre cuanto deseaba que me pasara. Por ejemplo: “Estábamos mi primo y yo sentados sobre un viejo tronco de mango. La paloma le daba al palomo el pico en lo alto de un ...
Hoy 8 de marzo es el Día Internacional de la Mujer, y uno de los mejores regalos para dar es un poema.
En eso somos especialistas, así que te traemos un hermoso poema para regalarle a la mujer que quieres, además de varios más en el final del post. Que los disfruten!
La mujer que camina (Basilio Sánchez)
La mujer que camina delante ...
El poeta chileno Pablo Neruda nació en Parral, Chile, en el año 1904. Contaba tan sólo con 19 años, la edad de la adolescencia, cuando su nombre se hizo famoso a través de su obra primeriza Crepusculario. Más tarde escribió Veinte poemas de amor y una canción desesperada.
Particularmente, creo que ese libro ha llegado a convertirse en una suerte de símbolo ...
Séptima entrega exclusiva del poemario Un amor que palpita solitario de Teresa Domingo Català.
LA MIRADA
Vienes con el aroma de los nardos,
fugaz como una rosa enamorada,
y es tu voz el acento de mis ingles,
y es tu cama el reposo de mi pecho.
Llegas desnudo con tu piel de brea,
con el sudor cansado de la aurora,
tu aroma masculino me confunde,
vigilante en penumbra de mis noches.
Cada día te veo ...
Tenía la edad del limonero de la casa (nueve años), y me relamía los dedos con pensamientos que acababan desconponiéndome, pues me quedaba con los ojos muy abiertos, hasta altas horas de la noche, sin oír siquiera al violín del grillo. Entonces, mi abuela me acercaba un vaso de leche, diciéndome: “Ya otra vez estás en trance. Cualquier día terminarás loca. Estás de cabra. Eso. De ...