Vicenta Maturana

El transcurso del tiempo le quitó protagonismo a la española Vicenta Maturana y Vázquez pero no logró minimizar la importancia del legado cultural de esta talentosa exponente del mundo de las letras. Por esa razón, a continuación reconstruiremos su historia personal y citaremos sus obras más destacadas.

Esta descendiente del caballero Vicente Maturana y Altemir nació el 6 de julio de 1793 en Cádiz, aunque las obligaciones laborales paternas hicieron que su infancia y juventud transcurra en múltiples ciudades. En 1797, se instaló con su familia en territorio madrileño, donde fue instruida en francés, dibujo y baile, mientras que hacia 1807 brilló como bailarina en Sevilla. Por ese entonces, sus progenitores se oponían a que ella dejara aflorar su pasión por la poesía, género que la inspiraba y la estimulaba a escribir.

Al fallecer su padre en 1809, Vicenta viajó con su madre a Lisboa, ciudad portuguesa donde se produjo el deceso de su tutora. Esas pérdidas la hicieron permanecer hasta 1811 al cuidado de una tía, para luego retornar a suelo español a fin de cobrar una pensión vitalicia y desempeñarse como camarista al servicio de la reina María Josefa Amalia de Sajonia.

En 1814, esta escritora que en 1820 celebró su boda con el coronel José María Gutiérrez Pérez Gálvez comenzó a aportar letrillas y sonetos a “Diario Mercantil”, firmándolos con el seudónimo de Celmira. Temporadas después, aportó textos a “Correo Literario y Mercantil”.

“Teodoro o El huérfano agradecido”, “Sofía y Enrique”, “Ensayos poéticos” e “Himno a la luna” son algunos de los materiales que dejan al descubierto sus aptitudes para la creación literaria.

Al repasar sus vivencias se advierte asimismo que Vicenta ejerció el rol de secretaria en la Junta de Señoras al servicio de un hospital madrileño. Cuando su esposo e hijo tuvieron que intervenir en la I Guerra Carlista, en tanto, ella y sus herederas se exiliaron en tierra francesa, donde permanecieron hasta 1836, retornando poco más tarde, ya viuda.

El último tramo de la vida de Vicenta Maturana transcurrió en Alcalá de Henares. Allí, el 15 de mayo de 1859, encontró la muerte.



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