El colombiano Nicolás Suescún Peña, quien a lo largo de su vida además de crear materiales literarios sumó experiencia como librero, periodista, profesor, editor y traductor, nació el 5 de mayo de 1937 en Bogotá.
La lectura lo atrajo desde edad temprana. Con apenas cinco o seis años de vida, según recordó el autor en una oportunidad, le leía “Don Quijote” a su abuelo, quien había perdido la vista.
Durante su juventud, este intelectual que fue alumno del Colegio de la Presentación y del Instituto del Carmen tuvo la posibilidad de educarse fuera de su país, asistiendo en Estados Unidos a la Universidad de Columbia y, en suelo francés, a la Escuela de Altos Estudios de París. Por ese entonces, se especializó en Historia, Literatura y Humanidades. En la capital de Francia, además, se convirtió en padre de una niña a la que llamaron Matilde. Natalia, su segunda heredera, nació en Bogotá.
Al retornar a Colombia, Suescún realizó traducciones para la revista “Cromos” y, con el tiempo, se consolidó como escritor, tuvo un gran desempeño en la librería Buchholz y estuvo al frente de la dirección de la revista “Eco”.
“El retorno a casa”, “El extraño y otros cuentos”, “Oniromanía”, “La vida es”, “La voz de nadie”, “Empezar en cero”, “Los cuadernos de N” y “Opiana” son parte de la producción literaria de este hombre que, en 2010, fue distinguido por la Secretaría de Cultura, Recreación y Deporte de Bogotá con el Premio Vida y Obra.
El 14 de abril de 2017, Nicolás Suescún falleció en su ciudad natal como consecuencia de problemas de salud que lo aquejaban desde hacía tiempo. Álvaro Castillo, un librero que trabó amistad con él, en declaraciones al diario “El Tiempo” lo definió como un ejemplo sobresaliente “de dedicación absoluta y total” al mundo de las letras.
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