Mario Meléndez

Mario Meléndez nació en Linares (Chile) en 1971. Estudió Periodismo en la Universidad de Santiago y además es un escritor con prestigio en su tierra.
Algunas de sus obras son "Autocultura y juicio", "Apuntes para una leyenda" y "Vuelo subterráneo". Además, muchos de sus poemas han aparecido en diversas revistas de literatura y en antologías tanto naciones como del extranjero y ha participado de numerosos eventos literarios, ya sean debates, actividades poéticas o recitales.
A lo largo de su trayectoria ha recibido varios premios, entre los que se encuentra el Harvest International que otorga la Universidad Politécnica de California, por haber escrito según el jurado el mejor poema en español. Cabe mencionar que su obra se encuentra traducida a muchos idiomas tales como inglés, rumano, persa, italiano y catalán.
En su poesía podemos descubrir a un autor melancólico y absolutamente convencido de que sólo a través de las palabras puede alcanzarse la paz y que ni siquiera ellas son capaces de componer la vida, porque solamente la muerte puede tener cualidades de única y verdadera.
En nuestra web podrás leer algunos de sus poemas, tales como "Anatomía de un crimen confusamente premeditado", "El mago de la soledad", "La playa de los pobres" y "Oscuréceme vida".

Poemas de Mario Meléndez

Seleccionamos del listado de arriba, estos poemas de Mario Meléndez:

La última cena

Y el gusano mordió mi cuerpo
y dando gracias
lo repartió entre los suyos diciendo
"Hermanos
este es el cuerpo de un poeta
tomad y comed todos de él
pero hacedlo con respeto
cuidad de no dañar sus cabellos
o sus ojos o sus labios
los guardaremos como reliquia
y cobraremos entrada por verlos"

Mientras esto ocurría
algunos arreglaban las flores
otros medían la hondura de la fosa
y los más osados insultaban a los deudos
o simplemente dormían a la sombra de un espino

Pero una vez acabado el banquete
el mismo gusano tomó mi sangre
y dando gracias también
la repartió entre los suyos diciendo
"Hermanos
esta es la sangre de un poeta
sangre que será entregada a vosotros
para el regocijo de vuestras almas
bebamos todos hasta caer borrachos
y recuerden
el último en quedar de pie
reunirá los restos del difunto"

Y el último en quedar de pie
no solamente reunió los restos del difunto
los ojos, los labios, los cabellos
y una parte apreciable del estómago
y los muslos que no fueron devorados
junto con las ropas
y uno que otro objeto de valor
sino que además escribió con sangre
con la misma sangre derramada
escribió sobre la lápida
"Aquí yace Mario Meléndez
un poeta
las palabras no vinieron a despedirlo
desde ahora los gusanos hablaremos por él"

Me he decidido a vivir

Me he decidido a vivir
y creo afirmar que mis latidos se convencieron de ello
He tenido ofrecimientos sinceros para cohabitar
/la extremidad de una telaraña
o para servir como testigo de matrimonio forzado
Es más he sido amante de la noche con sólo cantos
/y bostezos repetidos
No me gustan los aviones porque menosprecian
/a las aves
Tampoco soy creyente incondicional de las pasas
/en las empanadas
de las secretarias con dos idiomas o de la crema
/humectante
como único remedio para las arrugas
Me he decidido a vivir
y creo afirmar que mi nariz se ha convencido de ello
Escojo la corbata que hace juego con el mundo
elijo los zapatos que le vienen a mi sombra
/y a mis sueños gastados
No miento al decir que lavo detalladamente
/la fruta que ingiero
por temor a la hepatitis
lo mismo hago con los espárragos y las botellas
Me encanta encadenarme a los parquímetros
y anclar en una esquina y detenerla con la frente
y avanzar por el cemento entre ruedas venenosas
luego frenar tenderme en línea recta
en perspectiva en ángulos de piedra y de madera
Escupo el largo y viejo ceremonial de los santos
sobre sus fieles devotos sobre sus libros
/desahuciados
Y a cada cual lo suyo a cada camisa su cuello
a cada pierna de mujer y a cada cadera su vestido
a cada misa su vino y su pan de miga inconclusa
Nada escribo sobre los ascensores
Es de mala educación eructar al desayuno
/o en la cena?
Me he decidido a vivir
y creo afirmar que mi poesía se ha convencido de ello
Me he decidido a vivir a la manera de los gorriones
/y de las aves sencillas
a la manera de una lluvia que me hace estornudar
a la manera de entender lo poco que entiendo.

La otra

Caperucita nunca imaginó que El Lobo la dejaría por otra.
Nunca hizo caso de los consejos que en materia amorosa le daba
La Abuelita. Por lo que una mañana El Lobo le dijo: "Caperucita,
quiero terminar contigo. Ya no me excita perseguirte por el bosque;
ya no me agrada disfrazarme de abuelita para que tú me digas
tus tonterías de siempre, que si tengo las orejas grandes y esos
colmillos tan filudos, y yo, como un estúpido, responda que son
para oírte, olerte y verte mejor. No Caperucita, lo nuestro ya
no tiene remedio". Entonces Caperucita, desconcertada por aquella
confesión, se echó a correr tan lejos como pudo pensando en la
clase de mujer que había conquistado el corazón de su amante.
"Es ella, tiene que ser ella", repetía la niña, mientras buscaba
desesperadamente la casa de la anciana. "Abuelita", gritó al fin,
cuando hubo contemplado la figura que yacía en el lecho, "¿Cómo
pudiste hacerme esto? tú, la amiga en quien yo más confiaba".
"Lo siento", dijo la otra, "nunca pensé quedar embarazada a mi edad,
y menos de alguien tan poco inteligente e imaginativo. No obstante,
él es un lobo responsable, que no dudó por un minuto en ofrecerme
matrimonio al conocer la noticia. Lo siento, Caperucita, tendrás
que buscarte otro. Después de todo, no es este el único lobo
en el mundo, ¿o no?".

Llévame

Llévame hacia el sur
de tus caderas
donde la humedad
envuelve los árboles
que brotan de tu cuerpo
Llévame a la tierra profunda
que asoma entre tus piernas
a ese pequeño norte de tus senos
Llévame al desierto frío
que amenaza tu boca
al desterrado oasis de tu ombligo
Llévame al oeste de aquellos pies
que fueron míos
de aquellas manos que encerraron
el mar y las montañas
Llévame a otros pueblos
con el primer beso
a la región interminable
de lengua y flores
a ese camino genital
a ese río de ceniza que derramas
Llévame a todas partes, amor
y a todas partes conduce mis dedos
como si tú fueras la patria
y yo, tu único habitante

Si fueras calva también te amaría

Si fueras calva también te amaría
me volvería loco besando tu cabeza
tu pequeña luna dorada
Si fueras calva, oh si fueras calva
te llevaría por el río de la memoria
me sentaría junto al fuego de tus ojos rapados
derramaría un cisne en medio de tu frente
Pero la larga y ciega cabellera
el largo aliento de cristal
la larga hebra de ceniza y polen que tú eres
todo lo que la vida se guarda para sí en tus cabellos
lo que la noche te roba en suspiros
todo lo que el color del éxtasis te lame
como en un vuelo relámpago
como en un sol prolongado
como en un juego de luces apiladas en tu cuello
todo eso, amor, y más arriba esta ola
esta corriente, este aire
este racimo de algas enjuagadas al viento
este cordón humano amontonado a ti
esta marea, este soplo
este susurro que me ata hasta las últimas raíces
y lo que nace, y lo que acaba
y lo que cae al gran abismo de tu sangre
lo que no ha sido escrito, amor, todo el misterio
porque en la sombra de tu pelo
yo me ahogo para siempre

Recuerdos del futuro

Mi hermana me despertó muy temprano
esa mañana y me dijo
"Levántate, tienes que venir a ver esto
el mar se ha llenado de estrellas"
Maravillado por aquella revelación
me vestí apresuradamente y pensé
"Si el mar se ha llenado de estrellas
yo debo tomar el primer avión
y recoger todos los peces del cielo"