Fa Claes

Fa Claes es un poeta belga nacido el 20 de febrero de 1928; pese a que la mayoría de su obra fue escrita en belga, también existen textos traducidos al español y se lo considera un importante autor de este siglo.
Fa es un hombre inteligente, con un discurso claro y natural, cuya obra gira en torno a una pregunta: ¿qué hacemos los seres humanos en la tierra? En sus versos intenta responder este interrogante, creando más dudas y rechazando todo pensamiento que no exija un desafío para la mente.
Uno de sus poemarios más destacados se llama "Invierno", a través del cual el poeta busca alguna explicación lógica que le permita entender el sentido del Universo, más precisamente, de que en un mismo espacio puedan existir cosas tan hermosas y perfectas y otras tan horribles y crueles. Y lo hace de una forma intrigante, logrando que los lectores se replanteen sus propias respuestas, porque en aquello que se rechaza posiblemente se encuentre la verdad que hemos estado buscando desde tiempos ancestrales.
En la actualidad, Fa Claes tiene 84 años y vive en una finca que se encuentra en medio del campo, cerca de un pueblo rural de pocos habitantes. Cabe destacar que sus poemas han sido traducidos a un número amplio de idiomas.

Poemas de Fa Claes

Seleccionamos del listado de arriba, estos poemas de Fa Claes:

Desfile

El siglo veinte desfila.
Lenin delante con pátera
con sangre de proletas . Stalin luego,
bailando la danza macabra sobre el cuerpo de Trotski.
Siguen el canalla Hitler y su manada,
perros llenos de desprecio de sí mismos
para quienes el hombre era ficción.
Detrás de orgullo cerrado gatea
Hiro Hito, de la misma calaña.
El sol naciente se hundió
en sangre.

Roosevelt, Truman, Bush.
¿Creí en ellos? Cada uno de ellos
era una desilusión.
¿Qué otro guasón triste desfilará
en América después del siglo veinte?

Los conocí sólo de nombre,
a los poderosos de la tierra.
No los reconocí
porque no conocen otro derecho
que el del perro más fuerte,
porque no conocen otro amor
que el del perro más apasionado,
porque no conocen otra vida
que la de de perros.

Cuando considero que gobiernan
el mundo, que Rijmenam
no escapa de su abrazo,
aprieto los labios,
mi corazón se retuerce y
con indecisión meneo la cabeza.

No, pienso, no, no lo conozco a él,
Chirac, Yeltsin, Milosevich,
Bill Clinton.
No lo conozco a él, Mobutu,
Assad, Papa Doc,
pequeño renacuajo de mal mayor.

No lo niegues, cada uno de ellos
tiene sus cualidades.
Exactamente esas no me gustan.
No pienso que nosotros
-ellos y yo, quiero decir-
podemos ser amigos.

Tengo una falta absoluta de respeto
para quien solamente evoca la apariencia
de ejercer el poder
y por consiguiente abusa del poder.

Año nuevo de 2000

Un poquito, como una mañana cuando sale el sol,
esquiva la penumbra la niebla de tus ojos.
Ves iluminarse los colores,
la luz te levanta el corazón y la esperanza
te envuelve en una ola. Hoy.
Todavía un momento y todo será posible hoy.
Puede que haya primavera en el invierno,
verano y sol y sonrisa y gritamos
y oímos gritar: '¡Llego, llego!'
Nos miraremos a los ojos
y diremos y oiremos decir:
«Te amo, amor, tanto... Tanto te amo...»

Como la mañana cuando sale el sol.
Quienes están delante de las puertas -nosotros estamos
delante de las puertas, todos nosotros estamos aquí-
ven ceder sus hojas por el mundo entero
ante el deseo, la buena voluntad.
'¡Llego!' Por las puertas afluyen
las muchedumbres como luz, como
agua, como tiempo y eternidad,
un sueño como el año nuevo de dos mil
que en ningún aspecto
difiere de hoy
en Rijmenam el universo,

cada mañana cuando sale el sol.

Bestia

¡Ay! ¡Ay!
Somos una gran bestia salvaje
que vive de miles de millones de células:
se llaman hombres.

A veces -¡Ay! ¡Ay!- a miles los contrae,
manda a veintidós de ellos al campo
y coloca a los otros alrededor en amplio óvalo.

Con vehementes contracciones la ola
recorre las células y tras mucha batahola
la bestia en hordas las expulsa.

A veces -¡Ay! ¡Ay!- a millones las arrastra,
chillan hasta resquebrajarse la tierra y
violentamente una pata sucia
y sus pretensiones levantan.

Pero cuando sus habladurías se derrumban,
entran a gatas por pasillos, tubos,
cavernas, tierra, Rijmenam,
donde cada uno piensa de sí mismo:
yo, lo otro es mierda, es mundo
y eso tiene menos... ¡no!,
no tiene ninguna importancia.
¡Ay! ¡Ay! - ¡Ay! ¡Ay! Que sean
tres veces: ¡Ay! ¡Ay!

Meditación

Estoy en Rijmenam pensando:

quieren parecer grandes en la opinión del otro;
se arrastran por la escala siempre más alto,
siempre más dinero y más honor,
siempre más cabildeo, alzando el gallo más y más;

y yo con gran asombro estoy mirando aquí.

De vez en cuando ruido llega a mí,
desaprobación, por supuesto, estoy antisocial;
cada pensamiento, cada profundidad,
descuella en hombros y cabeza sobre ellos,

seguros de enfrentarse solos a la jauría.

Simbolismo

Tienes que verlo:
verde bajo sol, en todos los tonos;
detrás, todo un campo de manzanilla
en ondas blancas;

y ahí dentro, una mancha acre rojo, más rojo, rojísimo,
seis veces amapola.

Tienes que verlo en Rijmenam:
la alameda hacia nuestro campo bajo el sol,
después de ella, la casa oculta;

y ahí dentro, ella, Añés, el rojo ardiendo
entre el rojo vivo de nosotros,
cuatro veces amapola bajo sol
de cada niño nuestro.

Tienes que verlo así:
¡Dios, Dios!, cada uno de nosotros, es
todo el planeta Tierra rojo,
es amapola roja, es -total seis veces- el sol.

Inestable

Sé que en el fondo debo cantar,
debería vitorear: el avellano
está brotando, el cerezo florece,
y el melocotonero y el ciruelo; la primavera
llega, temprana e impetuosa, todo florece a un tiempo.
Todo florece y brilla el sol.

Alarmado lo veo. Tanto esfuerzo
gatea por mis pensamientos y
mi esperanza. Bajo el esfuerzo
se refugia la tristeza. De pronto somos
la vieja generación, setenta y más.
No me abandona la idea de que hayan pasado ya.

¿Han pasado? Por excepcional que sea,
la duda que de otra suerte te mina
viene a consolarte. Todavía no ha
pasado. Aún el sol brilla, veo
el avellano con hojas, el cerezo en flor.
¿Pasado? Todavía no, vivo aún con tristeza.

¿Piensas? Vivo bastante a menudo con gusto.
Lo que es una lástima, me canso rápidamente y puedo
soportar más sol en mi frío cuerpo.
Arrugas y espaldas encorvadas de los otros
no son consuelo. Y dime ahora, ¿de dónde
saco mi gozo entonces?

La verdadera alegría se encuentra en la estructuración
del pensamiento. Eres estructura
de células hechas de miles
de millones de partículas, las mismas que el avellano,
y el cerezo y el sol. Así son las cosas.
Lo demás es cantar. Lo demás es luz.