París bien vale una misa

Xabier Abando




París bien vale una misa,
dijo un rey navarro un día,
sabiendo que, de esa guisa, 
rey de Francia ser podría. 

Lo dijo Enrique Tercero,
de Navarra, que debía, 
siendo hugonote, primero 
renegar de esa herejía.

París bien vale una misa,
diciendo Enrique con sorna, 
cambió, como de camisa, 
su fe por una corona. 

Con este Enrique Borbón, 
Enrique Cuarto de Francia,
las luchas de religión
fueron perdiendo importancia. 

Fue el primer Borbón reinante 
en Francia, su otro país, 
su dinastía bastante, 
dos siglos, duró en París. 

No fue el último en cambiar,
ni tampoco fue el primero,
de credo y fidelidad,
por más poder y dinero.

En política, de credo,
echándole mucha jeta,
a muchos importa un bledo,
cambiar, como de chaqueta.

Hoy en día eso es frecuente, 
lo hace gente de renombre,
que tenemos en la mente,
no hace falta citar nombres. 

Como Enrique de Borbón, 
la gente cambia deprisa,
por el poder, de opinión. 
París bien vale una misa. 

© Xabier Abando, 23/04/2024

,

Ver métrica de este poema
Llevate gratis una Antología Poética ↓

Recibe el ebook en segundos 50 poemas de 50 poetas distintos Novedades semanales




Para poder comentar y calificar este poema, debes estar registrad@. Regístrate aquí o si ya estás registrad@, logueate aquí.