Simplemente

José Luis Barrientos León

 

Tan solo había que unir los puntos,

Y dejar que las manillas del reloj,

giraran el tiempo, desatando los nudos,

que se encarnaban en los calendarios,

como personificando el abandono,

y que gritaban todos los días,

las frustraciones paridas,

por desolaciones que nunca conté.

 

Una mano pequeña tenía que zurcir el tajo,

que abrió el tiempo, en el alma atormentada,

tenía que devolver el latido del corazón secuestrado,

y regar la tierra para que brotara el amor y el canto,

para que renaciera la ingenuidad del niño,

jugueteando en las canas que cohabitan con recuerdos.

 

Tan solo había que abrir la ventana,

para que el jardín florido ingresara en la habitación vacía,

y la palabra simple se convirtiera en inocencia,

contemplando al niño que gatea entre sueños

uniendo los puntos que se habían ocultado,

entre sombras densas y acres lágrimas.

 

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