Trazos de Aurora: un canto al renacer

angyycys

En aquella alba dorada,
renace mi propio ser,
de entre tanta sombra,
vuelvo a florecer.

Llega a brotar la luz,
que habita los sueños,
que creía perder,
a través de cada latido,
que dejaba mi vaivén.

Hubo unos escombros,
de los cuales ayer surgí,
como el ave fénix,
siempre dispuesta a huir.

De cenizas y fuego,
que en cada tropiezo,
determinan quién fui.

He danzado con llamas,
he abrazado el dolor profundo,
pero así convertí en arte,
el fuego de la adversidad,
que un día supuso,
un alma dividida en verdad.

El río llega a fluir sin descanso,
anhelando fluir con destino
cada curva, cada giro,
que constituye un paso manso,
hacia un camino escaso.

Despojar el pasado para continuar,
como una mariposa,
a punto de florar,
formándose como alma,
que tiene en alzo,
un murmullo.

Miles de páginas blancas,
listas para escribir,
todo aquello que pase,
en el próximo devenir.

Vivir fuera del letargo,
respirar el aire de la aurora,
ver el sol entre todo rojo,
en su esplendor que atesora,
toda la flora.

Me he vuelto a encontrar,
en cada cicatriz que dejé,
en restos de espejo,
que determinaban en cada suspiro,
un eterno desconsuelo.

En lo más profundo de mí,
yace la fuerza que siempre tuve,
un ave que rompe su cúpula
para ver un mundo que divaga
en esencia pura.

Un continuo ciclo de existencia,
una toma en cada respiro,
como oportunidad sostenida,
en este opaco influjo.

Romper las propias cadenas,
que atan el alma al lamento,
cuyo pasado se disipa,
como humo en viento.

Se encuentran propios sueños,
de energías que estaban silenciadas,
ya que tenían en el poder,
hacer todo por lo que amaban.

No se precisa vulnerabilidad,
pero es de ella,
de dónde encontramos fortaleza,
para poder cerrar toda herida,
y provocar una nueva belleza.

No constituye otra cosa,
que un lienzo en blanco,
para poder conformar,
todo aquello en vano.

Deja de aceptar la permanencia,
ya que fluye con corriente,
de una esencia,
que deja la pérdida,
de todo menos de la caída.

Entonces dejo que el corazón sane,
que encuentre la enseñanza,
de todas estas vidas.

Que pueda medir un nuevo pulso,
una nueva inspiración,
para renovar su plumaje,

en busca de un nuevo paisaje.

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