ME DUELE… y no son celos

Lucho Sancucho

Me duele y no sé por qué,
no sé si me pico algún bicho
y estoy apunto de desfallecer.
Tampoco es para tanto,
solo prefiero un disparo en el brazo.
No sé qué me pasa,
solo sé que la culpa es de una mujer,
una chica con una linda sonrisa,
tal sonrisa no me derrite, como un helado,
más bien me tranquiliza, como el silencio.
Pero cuando otro se anda entrometiendo,
no son celos, no,
es algo más que ese tipo de miedo;
no son celos, no,
es yo el que se siente menos.
Pienso que los celos son miedo, sí,
pero también son envidia,
son agua hirviendo,
yo no siento esto último.
El otro en la ecuación me enferma de inseguridad,
y el otro no es mi enemigo,
es mi cabeza quien termina conmigo,
esperando a cualquier vistazo de maldad
de aquellos ojos reprimidos.



Oh dichosos ojos…
solo Dios sabe el diluvio en ellos.
Oh esos ojos…
y la gran contradicción que esconden.
Oh secreto escondido…
contigo no podrá ni el más erudito.
Oh buenos ojos…
que repudio me da verlos
cuando no reflejan la Luna.
Oh colosal Luna…
detrás de ti se esconde algo oscuro,
déjame seguirte,
que quiero volverme contigo uno.
¡¿NO?!
¿Cómo que no?
Y que fue de todas las noches que caminamos juntos
bajo la luz de la…
bajo las estrellas,
las estrellas son muy bellas como tu cabello blanco y sincero.
Luna, si me haces esto, te prometo matarte,
si no puedo alcanzarte, me mataré a mi mismo.
Y espero que esa noche llores, por haber perdido a un gran amigo".

 

No quiero caer al pozo de estrellas,
desde abajo me miran bellas,
hay que recogerlas con un palo y con cuidado,
no cuidado de romperlas,
sino de no haberte contagiado.
Luna, maldita Luna.
La noche siempre será tu noche,
no te importa mi historia de desorden.

Bajo la luz de la Luna, se pintan cuadros desfigurados
que llaman arte,
arte de amor,
de romance,
de sinceridad,
sincero cuando sientes el cuchillo en el cuello.
Aquel arte,
no compagina conmigo,
si aún no queda claro, aún te lo defino:
el arte del perdón,
el arte de mentir,
cuando profanan sin ningún puto sentido,
que triste
¿No?

Es impotencia,
y la balanza avanza de un lado hacia otro
demasiado rápido, me destroza por dentro.
Pero ya vasta,
ya pasó, me afligí,
no hace falta seguir sufriendo,
por unos ojos, que aunque no lo admita yo sé que
están inundados por el miedo,
no los miedos de la dueña,
ella no tiene miedo, es exactamente por eso que…
veo…
en esos ojos no veo más que mi reflejo,
reflejo de mis demonios.
Que hipócrita soy,
un día diciendo que todos deben cometer sus errores,
y al otro que no hace falta seguir con ello,
¿Qué demonios es lo que me hace actuar como un abuelo?


No soy un héroe
¿Por qué querría?
Antes mataría,
pero tus lágrimas se secarían.
En ese momento me daría cuenta de que todo el tiempo estuve hablando conmigo mismo,
contándome una historia que solo vivía conmigo.


YA
¡CALLATE!


03/04/2023

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