EN DIQUE SECO:

lorenzo salamanca garcia

Te quise
como se quiere uno a sí mismo:
Puede que fuera
un narcisista fallido.
Como mi tatuaje mortal,
tú seguirás conmigo.
En el intento de rectificar
errores repetidos,
queda la imagen de un barco
en dique seco.
Prueba irrefutable
de que navegamos,
aunque proseguir se hiciera imposible
por los daños sobrevenidos.
El mar que nos abraza desnudos,
atemoriza con sus olas
a los inexpertos.
Quienes viven junto a él
saben que naufragar 
puede ser posible.
Lo que quedó del naufragio
habla de viajes compartidos:
Madrid, Burgos, Alicante,
León, Soria, Bilbao,
Santander, Vitoria, Jaén, Donostia, Cáceres,Oviedo, Granada,
Gijón, Roma y Oporto.
¡ Seguro que me olvido algunos!
Haber navegado por esos mares,
permanecerá en la memoria.
Nada se pierde.
Nunca partimos de cero.
El cascaron del barco huele
a sal y a atardeceres.
Del naufragio, cada marinero guarda restos, que cual reliquia,
son intocables.
Lo vivido es una pieza de museo
de valor incalculable.
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