Señil de cuerpo, más no del corazón ni mente.

Cierto que mi cabello castaño se oculta tras las platinas canas

Cierto que mi airoso rostro, lleva encima las marcas de la vida, aquellas llamadas arrugas y manchas.

La suavidad de mis manos, la firmeza de mi cuerpo, el brillo de mis ojos e incluso el tono jovial de mi voz se ha acabado, se desgastó.

Pero, ¿Quién osa decir y jurar, que mis sentimientos y emociones se los ha llevado el tiempo, como mi juventud?

¡No señor, eso sí que no!

Señil de cuerpo, más no del corazón ni mente.

Aún sigue emocionando me, cuál adolescente, recibir un mensaje jocoso, coqueto de algún pretendiente.

Aunque detrás de unas gafas con aumento, aún sigo apreciando la belleza de ese ser tan perfecto llamado hombre.

Apesar de chasquear me las rodillas y tal vez terminar adolorida, deseo bailar y romper pista, con una pareja que me haga sentir que vuelo.

Mi cuerpo podrá verse antiguo, por no decirle viejo, sin embargo mi piel se sigue erizando al escuchar palabras dulces, románticas y eróticas, susurrar me al oído. 

Degusto de caricias y besos, sin importar los años que cargue encima y sigo deseando ser tuya y hacerte mío pasionalmente. Pues sigo siendo una amante rebelde, irreverente y desbocada como siempre.

Mi corazón añejo sigue latiendo desbocado solo por verte y ni qué decir de mi imaginación que te desviste y come, tan solo al tenerte presente.

Pobres de las mentes que con el tiempo, apagan sus sentimientos y esconden sus emociones. 

Bien es sabido que cuando más cerca ves el final del libro, más quieres que se alargue la trama y seguir leyendo y viviendo la aventura en que te envuelve.

Anda amiga, amigo, levanta ese cuerpo que aún vive, deja de fundirte con la casa y los muebles y retoma el sueño que dejaste a medias, la fantasía que no cumpliste, recuérda a aquél amor secreto y dile cuánto le amaste en silencio, mírate en el espejo y deja de ver los años, ve la hermosa criatura que se refleja y el potencial enorme que tienes.

Mi cuerpo, el tuyo, podrá verse diferente, pero no soy, ni tú, de piedra, hay que dejar el miedo y el pretexto al que dirán, dar rienda rienda y busca la satisfacción que hace falta, así cuando al fin llegue el momento de despedirse, sea tras haber vivido y disfrutado éste mundo, ésta vida y vaya éste cuerpo, que muy bien que siente.

Nadmoon