Solo hace falta una palabra, una voz
que sería el sonido diligente
que viajó luego de posarse en tu boca,
algo que sin ser urgente
la vez que se expresa, el alma trastoca.
Solo hace falta una expresión o
hace falta un puñado de versos
que nacen sin saber cómo
pero que concede a quien lo cultiva
deslumbrante, como el sol en su asomo
el título de poeta, sin que esté lo pida.
Hace falta la más profunda humanidad
transcrita en una hoja de papel
encargada de darle vida tras el ocaso
hoja, que conservando el poema aquel
nos cuente cómo fueron de su autor
cada suspirar, cada dolor, cada paso.
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