-- Siempre contigo --

el brujo de letziaga

ACTO I

 

¿Por qué este octubre que se acaba, me resulta cada año que pasa más triste? ¿Dónde estás amor? Extiende a éste loco tus manos clandestinas entre las rejas oscuras de la vida, esas manos calientes que entre conceptos azules susurraron nuestras historias habidas, y hoy se parecen más que nada, a un muro de ayeres.

 

Estoy en una lucha sin plazo contra los tiempos de tu silencio, de tu amor prohibido, desposeído y preso, por una estrella acabada que dejó de darnos luz y brillo. Éramos amantes con dos inmensos corazones azules, tú y yo, amor..., tú y yo por el cielo de tu voz y de mi voz, al socaire, de aquel pergamino inventado por tu corazón de luz, y que el viento quiso escribir en su diario, de rosa poesía.

 

Hoy te vengo a llamar nuevamente cuando octubre oscurece mi calle, y una hoja mustia y doliente se desploma sobre esta carta, escrita a contra palabra, porque lleva mi acento más solo que la una, ya que le falta la contra voz de tu dulce acentuación.

 

¿Sabías qué, aun guardo la belleza que te robaba? Porque esa belleza era tu voz que me recorría suavemente el alma, y me acariciaba, y yo me la quedaba sin tu permiso. De este modo estarás siempre en mis versos, en la luz y en la sombra de cada poema, ya que el amor que se queda en la mente, no marchita del modo que se gasta el tiempo.

 

De todos modos te escribo en clave derrota, porque pienso que he fracasado al sentir que busco inútilmente lo que sólo existe en mis deseos más íntimos, en ese interior de mi paisaje amoroso, tan exuberante por la huella que dejó tu paso, por el entre mundo de mi vida a escondidas contigo.

 

Y que sepas, que por todas partes donde miro, existes, aunque ahora mismo esté en el afuera de tu voz, en el otro afuera del siempre contigo, pero tu recuerdo no se acaba, ni se me acabará nunca, perdurará siempre hasta la noche de mi ocaso. ¡Siempre contigo! ¿Lo recuerdas amor?

 

 

ACTO II

 

Tú, eres el viento del allá

y yo, el poeta

que no sabe callar,

 

en este lugar,

donde soy una llama olvidada

que a veces se apaga,

y pierde el interés por tu recuerdo,

pero que siempre se enciende de nuevo.

 

Explícame,

porqué habitas donde no vives,

en este lugar impropio

voz en reposo.

 

Explícame,

porqué apareces y desapareces,

si siempre estás,

y llegas y te vas...,lengua del allá,

resplandor del acá.

 

Soy tu secreto elísabet,

lo que es y no pasa,

lo insistente,

la luz que siempre me estalla

donde yo estoy ahora.

 

 

ACTO III

 

A veces,

intento llamarte

pero sé

que no estás ahí.

 

Cuánto quisiera

volver

a escuchar tu voz,

 

sentir de nuevo,

aquel impulso que guiaba

mi mundo soñador hacia el tuyo.

 

Con tus labios esperando ser besados,

haciendo castillos en el viento

en un juego lascivo.

¡Qué amor tan grande contigo!

 

Con aquellos versos

creados conjuntamente,

elocuentemente,

en el coro de los sones

de tu leve aire.

 

Aire que entró en mi

sin yo saberlo,

y ahora va herido

por la playa y por la arena,

por mi sueño.

 

Dime Elisabet:

¿Será tu piel el agua?

¿Tu nombre..., el viento latiendo?

¿Mi corazón tu silencio?.

 

 

ACTO IV

 

Qué cansado

es aguardar tu paso,

a tu mano que nunca enlazo,

a tu voz que no alcanzo,

a tu poema al que espero en vano...

 

Desde que tú te has ido,

pierdo al tiempo

y su razón,

pensando en esa voz

que no volvió de su exilio.

 

No me perteneces

ya lo sé,

pero es que no puede ser

estar sin ti,

desapegada así, tan de mi.

 

¡Ay, Elisabet!

Olvida tú si puedes, que yo no podré,

pues el amor está presente,

aquí trajeándose...

con tu recuerdo a cada instante,

desde aquel ayer...

 

 

ACTO V

 

¡Ay, Elisabet!

Que actualmente eres...

esa alucinación de un amor imperfecto,

de romper a menudo,

con aquello perdido de antemano,

 

de hecho, mi escribir tiene mucho miedo

con su encaje oscuro,

de consumar por libre decisión,

el no volver a hollar el mismo camino...

 

Pero a pesar de todo,

vivo muy dentro de un sueño fluido,

donde te espero,

allí, en la curva del deseo arrojado...

 

Y me asomo,

a tu mundo que no se ve,

cuando te llamo,

muy cansado, casi extenuado...

 

Y luego de pronto

me vienes a mi proceso de creación,

blanca, rosa, rubia,

vulnerable

en la extinción de mi razón...

 

Y me acerco adónde no sé

con cada verso,

y empiezo otra vez de nuevo

quedamente.

 

Y seguramente

que te soñaré por costumbre,

sin fines,

así ya todas mis noches...

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Comentarios2

  • José López Moreno.

    Hoy vaciaste el alma con tan preciosas letras.
    Quedé embrujado.
    Saludos!!

  • Omaris Redman

    Muy bonito trabajo de principio a fin, saludos cordiales estimado Poeta,



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