Me arrastro a la lucha

Dominiquedelrio

Agobiante y frívolo sosiego

Ahogas mi barragana alma con tu ensordecedora presencia

Y es con doloroso ímpetu que aplastas mis fuerzas sin oscilar

 

Pocos valientes se atreven a desafiar tu enigmático andar, 

Pues en tenebrosas profundidades te mantienes estoico e inmaculado

Vives y lates en el corazón de aquel que teme a tu estancia 

Y es que aquella voz profunda se vuelve inmenso fervor que fulmina en inaudible alarido 

 

Susurros casi imaginarios hieren los oídos de quién se niega a oír tus pasos… 

Imperceptibles extraen memorias de dolor y despampanante dicha

Para luego punzar con rabia la herida no sanada de una vida, 

De una respiración pérdida que se asfixia en el mar de tus sonoros suspiros 

 

Sufre alma, 

Sufre portadora de caos

E ilumina exasperante y adictiva

La pobre mente que sobrevive frágil y dócil bajo tu manto

 

Deseoso sabor, 

Deseoso color

¡Una pizca de satisfacción! 

Rememorar un aire ya exhalado de brillo y lentejuelas 

 

Desborda el alma de quien te oiga 

Mientras con tierna fragilidad 

Me arrastro a la lucha 

De una meta casi inalcanzable

 

Ahogado quedaras en corazón de valientes 

Desdichados, valientes y carismáticos ojos

Combatirán con feroz fortaleza tu presencia 

¡Para cantar en paz la tan anhelada victoria! 

 

Objetivo sumiso y acaramelado es querer  alcanzar con prudencia

La tan anhelada libertad del ser 

Incubando en sí, 

Frenético y apacible amor. 

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