La bruja del velocípedo

el brujo de letziaga

Una fogata y un perro vasco,
la bruja que no viene, tal vez llegue luego,
y el poema que no lo llevo a cabo,
con mi esperanza pasando la noche al raso...

 

No es la primera vez por excesivo,
para mi fuego solícito que se agita a todo indicio,
aguardando una bici que no viene,
que se opone al olvido, aunque sea un tormento...

 

Y el perro, aquel que un tiempo,
ladró en voz, su gemido esforzado y condenado,
atribuyéndose lo humano a su ladrido,
y que hoy hace naturaleza cuidando mi sentimiento...

 

Dentro de este pecador mi pecado, dentro del amor lo amado,
y de la fogata el dolor por lo quemado,
donde la bruja no aparece, tal vez llegue luego,
al poema que un día dejó sin escribir, la bruja del velocípedo...

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